Calidad Humana y Educación.

Una reflexión personal.


Intelecto y Corazón.


Al hablar de la Calidad Humana y la Educación, me permito hacer una afirmación que refleja lo que pienso acerca del vínculo entre ambos conceptos:

 "Sin Calidad Humana no hay Educación"

En efecto, educar es un proceso a través del cual, los docentes planificamos y realizamos el proyecto formativo integral de una persona; desde que ingresa a preescolar, hasta que finaliza su educación media superior. Y en este proyecto, se conjugan elementos de orden científico, técnico, social, cultural, antropológico y psicológico.

Todo esto debe ir respaldado por una convicción profunda de que el ser humano es un ser digno per se, y que todo lo que planeamos debe estar enmarcado en el amor por las generaciones de estudiantes.

Es este amor a los alumnos lo que nos permite imaginar un mejor futuro para nuestro país y nuestro planeta. Porque los niños de hoy serán los administradores del mundo venidero.

Todo lo anterior y más, no puede ser realizado por docentes que no posean un alto nivel de Calidad Humana.

Posteriormente, nos trasladamos al salón de clases, al espacio áulico donde ocurre el acontecer docente y donde se pone de manifiesto todo lo que se planea. En el día a día los docentes nos enfrentamos al inmenso reto de formar la mente, el cuerpo y el espíritu de los alumnos.

A través de situaciones de aprendizaje previamente diseñadas, realizamos la labor de conectar a los alumnos con los contenidos y ayudarles a resolver sus dudas. Todo esto se debe realizar con paciencia, tolerancia, comprensión, afecto y dedicación. Y todas estas cualidades, entre otras, forman parte de la Calidad Humana.

En el antiguo Israel, la educación religiosa iniciaba en casa, y la realizaba el padre. La visión que el niño hebreo construía en su mente acerca del Altísimo procedía directamente de la visión que tenía de su padre. Es decir, conocía a Dios en la figura del padre. Entonces, para poder enseñar a los niños conceptos tan complejos, como el amor de Dios hacia los seres humanos, la única manera que tenían los padres era ser ellos mismos una fuente inagotable de amor hacia sus hijos. Solo de esta manera el niño asimilaba el amor de la divinidad.

En nuestra sociedad, las nuevas generaciones necesitan urgentemente rescatar los valores y principios del buen pensar y actuar, de respeto, de tolerancia, de inclusión, de compasión. Y solo lo podrán asimilar si en su escuela ellos reciben estos valores en el día a día. Y en esto radica el importante vínculo entre Educación y Calidad Humana. Esta última es requisito esencial, porque a través de ella, los niños asimilarán con verdadero entusiasmo, todos los elementos de su cultura y los conocimientos y valores que harán de ellos, mejores ciudadanos que la actual generación.

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