Artful Thinking. Una vía estética hacia el Pensamiento Crítico.

Artful Thinking. El Arte al servicio de la Educación.




   - Dime una cosa Yakub, ¿por qué insistes en aceptar la teoría de que la tierra es plana y no esférica?

   - ¡Ya te he dicho que no es una teoría! Es una verdad irrefutable – respondió Yakub irritado.

   - Si es una verdad irrefutable – insistí - entonces debió ser ya plenamente demostrada y avalada por la ciencia. ¿puedes indicarme la fuente? ¿en que revista científica lo leíste?

   - ¡Ay, Oscar, que pena me das! La ciencia es una completa farsa. ¿no sabías eso? – replicó Yakub.

   - Si es así, entonces ¿con que base afirmas que la tierra es plana? – insistí.

   - Pues…yo tengo mis propias investigaciones…y mis propios datos.

 

Pensar es un acto puramente humano. No hay otra especie en el planeta que sea capaz de producir pensamiento. Todos los seres vivos poseemos características biológicas en común. Instintos y emociones están arraigados en el sistema nervioso de los mamíferos y en particular, compartimos un 98.7% de ADN con los primates más cercanos al hombre: los chimpancés.

A pesar de esta enorme similitud genética entre primates y homo sapiens, estos últimos han desarrollado cultura, civilizaciones, conocimiento, ciencia, tecnología, y planean ir muy pronto al planeta marte; mientras que los chimpancés continúan viviendo en los árboles y en algunos casos, en zoológicos creados por humanos.

Dentro de la especie humana, todas las personas piensan. Desafortunadamente, mucho de lo que se piensa es arbitrario, distorsionado, parcializado, desinformado, y prejuiciado. El diálogo que aparece al inicio de este artículo es completamente verídico. Es un extracto de una conversación que sostuve hace años con una persona profesionista, con grado de maestría, y educado en una universidad de prestigio. Nadie está exento de caer en errores de pensamiento.

Los errores de pensamiento más comunes tienden a basarse en el egocentrismo innato. Por ejemplo, cuando decimos: es correcto lo que pienso porque así lo creo y siempre lo he creído; o bien, es correcto lo que opino porque la mayoría de las personas piensan igual.

Afortunadamente, la capacidad de pensar bien, de pensar críticamente, es cultivable. Se puede aprender y se puede enseñar. Podemos aprender a pensar de manera crítica mediante un proceso educativo que nos enseñe a ser claros y precisos al formular preguntas y plantear problemas, a evaluar con mente abierta los pensamientos de otros y otras, a identificar nuestros propios errores de criterio, a utilizar ideas abstractas, y a comunicar con efectividad nuestros pensamientos, propuestas y soluciones.

Pensar de manera critica implica hacerlo con claridad, exactitud, precisión, profundidad, lógica y coherencia.

 

Un breve repaso a la normatividad actual en materia educativa.

El título segundo de la Ley General de Educación nos habla acerca de las funciones de la Nueva Escuela Mexicana propuesta por el gobierno actual de la cuarta transformación. En su capítulo primero, artículo 11, nos indica que esta tendrá como objetivo el desarrollo humano integral del educando. Y en el artículo 12 nos indica que esta acción incluye la formación del pensamiento crítico, la transformación y crecimiento solidario de la sociedad, enfatizando el trabajo en equipo y el aprendizaje colaborativo. Y concluye diciendo que se propiciará un diálogo continuo entre las humanidades, las artes, la ciencia, la tecnología, y la innovación como factores del bienestar y la transformación social.

El enlace entre pensamiento crítico y las artes está totalmente respaldado e impulsado por la Nueva Escuela Mexicana.

 

Artful Thinking.

En épocas recientes, la pedagogía ha producido una vasta cantidad de recursos didácticos orientados a fomentar y fortalecer los procesos cognitivos superiores. Una de esas propuestas es la denominada Artful Thinking.

A principios de la década del 2000, en 2003 para ser más exactos, un grupo de maestros de educación primaria de la ciudad de Traverse, en el estado de Michigan USA, observaron con detenimiento y asombro los comportamientos de sus alumnos cuando los llevaban de excursión a los museos. Los maestros y maestras guía de estos recintos, podían mantener cautivos a los niños mientras estos realizaban preguntas en base a lo que observaban.

Más tarde, en convenio con la Universidad de Harvard, surgió el denominado Proyecto Zero por medio del cual se desarrollaron los protocolos de lo que se denominaría Artful Thinking.

La propuesta básica del Artful Thinking es: usar las obras de arte (pintura, escultura y música) para desarrollar las habilidades de pensamiento crítico en los alumnos. Se compone de un amplio conjunto de técnicas. Una de ellas, la más utilizada, se denomina:

 

SEE THINKWONDER

 

Diego Rivera. Mural. Cortesía de Pixabay (Mónica Volpi)


Fase 1: See (Yo Veo).

A partir de la observación meticulosa de una obra de arte, vamos a estimular la curiosidad, la sorpresa y la concentración en los estudiantes. La observación debe ser, en la medida de lo posible, libre de preconcepciones o sesgos cognitivos. Es decir, debemos hacer un esfuerzo por hacer a un lado nuestras creencias, paradigmas y pensamientos, y enfocarnos únicamente en observar la obra. Para esta actividad se asignará un tiempo razonable que puede ser de cinco a diez minutos o incluso más tiempo. Se debe considerar el entorno y las características de los alumnos y alumnas.

Posteriormente se solicitará a los alumnos que compartan lo que observaron con sus compañeros de clase mediante un dialogo (entre dos preferentemente). Y finalmente, se abrirá una sesión de participación voluntaria, en donde los alumnos podrán describir con toda libertad lo que observaron. Libertad de expresión y atención al alumno que habla.

Estos dos factores son importantes. El alumno debe sentirse libre y seguro de expresar lo que observó, porque dependiendo de la obra, habrá testimonios variados. Mientras esto ocurre, es importante que el resto del alumnado escuche atentamente al que habla, ya que esto le permitirá expandir lo que había visto en primera instancia.

 

Fase 2: Think (Yo pienso que…).

Esta segunda fase se enlaza con la anterior con el siguiente planteamiento para los alumnos:

¿Qué piensas de todo lo que has observado en la obra de arte en cuestión?

Cuando estamos expuestos ante un fenómeno, en este caso, una pintura, el proceso de observación y descripción nos lleva inevitablemente a la reflexión. Es un movimiento natural de la cognición humana.

Para esto, se asignará un tiempo razonable (el cual puede variar dependiendo de la edad, tamaño de la audiencia y contexto). Una vez que los alumnos estén listos, procederemos a darles la palabra para que expresen libremente lo que piensan. El docente debe estar alerta y listo para apoyar a los alumnos en este proceso.

 

Fase 3: Wonder (Yo me pregunto…).

Esta tercera fase es una consecuencia natural de las dos anteriores. Cuando aprendemos a observar y a describir un fenómeno, generando ideas y pensamientos sobre él, inevitablemente llegaremos a una necesidad intelectual: la de preguntarnos por las cosas o elementos que no estamos entendiendo o aprehendiendo. Todo conocimiento nuevo tiene el potencial de estimular nuevas preguntas.

Para esta etapa, los alumnos estarán deseosos de hacerle preguntas al autor de la obra. Preguntas de toda índole (siempre y cuando sea sobre la obra o el autor). No hay preguntas erróneas, todas son válidas y pueden llevarnos a una comprensión superior de lo que estuvimos observando.

Al igual que en las fases anteriores, se invitará a los alumnos a expresar sus preguntas libremente mientras el resto escucha con atención.

 

El Artful Thinking tiene el potencial de transformar la manera en que alumnos y maestros perciben el arte, mientras que al mismo tiempo se desarrollan sus habilidades de pensamiento crítico. Actualmente se usa para enseñar materias como geografía, historia e incluso matemáticas.

A continuación presento algunos testimonios recolectados en alumnos de 5º y 6º grado de algunas escuelas estadounidenses:

solía pensar que no había mucho que decir del arte” alumno de 5º grado.

creía que el arte no tenía ningún significado” alumno de 6º grado.

yo solo veía figuras sin sentido y sin mensajes ocultos” alumno de 9º grado (secundaria).

solía observar pinturas o escuchar música sin poner atención a los detalles, solo me quedaba con lo superficial o evidente. Nunca profundizaba sobre lo que los artistas estaban tratando de comunicar” alumno de 9º grado.

 

   - Si la tierra realmente es plana, ¿cómo explicas que los barcos navegan por los océanos y llegan al otro lado del mundo? – pregunté ya un poco hastiado de tanta charla inútil.

  - Ah bueno, es muy fácil explicar – replicó Yakub entusiasmado – En realidad los barcos nunca navegan alrededor del planeta. Los barcos navegan con un sistema de coordenadas que les avisa cuando están por acercarse al final del océano, y evitan acercarse a él.

   - ¿qué pasa si llegan al final? – pregunté.

   - ¡Se caen!

   - ¿A dónde se caen?

   - ¡Pues al fondo! ¡Se van al vacío del espacio sideral! Pero eso nunca te lo van a decir en los libritos de ciencia que tanto te gusta leer – sentenció Yakub con orgullo.

Con 60 años recién cumplidos, era muy difícil convencer a Yakub de su error. Hay batallas que es mejor no pelear y esta era una de ellas. Pensar de manera clara, lógica y coherente es algo que se debe enseñar desde la niñez. Ahí, en las aulas de las escuelas, están las batallas que en verdad valen la pena.

  - ¡Te quedaste callado Oscar! ¡Ya vas comprendiendo! – exclamó Yakub totalmente dueño de la situación.

   - ¿Qué te parece si mejor te invito a cenar al Wing Daddy´s? – pregunté.

   - ¡Va!

 

 

Nota:

Dedico este artículo a los alumnos y alumnas de la licenciatura en Pedagogía de la Universidad Miguel Alemán, de los turnos matutino y vespertino, que asistieron a mi conferencia sobre este tema. Fue una experiencia muy gratificante escuchar sus observaciones, pensamientos y preguntas. El nivel de profundidad y penetración psicológica de todos los participantes me impresionó. ¡Enhorabuena!



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