Una charla familiar

Un charla en familia. Remedio infalible para la tristeza.



—Entonces, ¿Ya decidieron a donde quieren ir a comer? Por cierto, sean ustedes bienvenidas a mi flamante coche.

Mi hermana ríe, mi sobrina mueve la cabeza en desaprobación, y mi madre solo me mira un instante de reojo. No me provoques hijo.

—Tío ¿podemos ir a donde nos llevaste el otro día a comer Boneless? Es ahí en plaza fiesta. Al Daddys.

—¡Qué boneless ni que nada! Vamos a otro lado —replicó mi madre.

—Oscar, llévanos a Mi Pueblito —intervino mi hermana — está retirado de aquí pero al menos yo, traigo antojo de una fajita.

Después de una rápida votación y por unanimidad, el lugar elegido fue el restaurante Mi Pueblito, ubicado en la calle constitución, justo a la entrada de la avenida Álvaro Obregón y frente al Museo de Arte Contemporáneo.

—No se diga más —respondí— déjame programo la computadora del coche para que se conecte al GPS satelital y me indique la ruta más rápida. Tengo hambre y quiero evitar retrasos.

Mi hermana y mi sobrina estallan de risa, mientras mi madre me mira nuevamente.

—Ya deberías tirar este auto hijo, es una basura con ruedas.

—¿Cómo crees? Este es un prototipo con motor modificado clase 7, de los que corría Checo Pérez cuando era un chamaco.

—Prototipo tu… bueno, ya arranca y vámonos.

—Abuelita, ¿por qué mi tío no quiere tirar este auto y comprarse uno nuevo?

Voltee a ver a mi sobrina por el retrovisor y se estaba riendo en silencio. Su madre, mi hermana, hacía lo mismo.

—Yo creo que ya se acostumbró a la porquería hija. Si tan solo lo hubieras lavado hijo.

—Está recién lavado Mamillo, lo lavaron y enceraron ayer.

—Pues no parece, mira —respondió mi madre mientras le daba una pasada con su mano sobre la superficie de la guantera.

—Bueno, eso es polvillo y es normal. Hay mucho viento y tierra en las calles. Pero el auto está recién lavado y perfumado. Mira, checa este nuevo papel aromatizado estilo lavanda, lo compre ayer mismo en autozone.

Mi madre solo movió la cabeza de un lado a otro y ya no respondió. Tema superado, ahora iba la mía.

—Mamá, ¿a quién le olían mas fuerte las patas cuando estaban chiquitas, a tu hija o a tu nieta?

—Jajajajaja a mi nunca me han olido —respondió mi hermana.

—A mi tampoco, no empieces con tus historietas tío —se defendió mi sobrina.

Podían decir misa, pero el dardo ya estaba lanzado.

Mi madre lo pensó detenidamente y exclamó:

—¡A las dos! ¡A las dos les olían!

—Jajajajaja, esa estuvo buena.

—Abuelita ¿por qué le haces caso a mi tío? ¿Qué no ves que solo quiere distraer la atención de su dizque auto prototipo?

Hubo unos minutos de alegatos entre mi madre, mi hermana y mi sobrina. Que si no te olían, que si a mi sí, que no es cierto, bla bla. Música para mis oídos.

—Oye mamá —contraatacó mi hermana —tu nieta no conoce la historia de cuando Oscar quería ir a una fiesta sin bañarse. ¿Cómo estuvo ese asunto?

Intervine de inmediato para recordarles que esa historia era falsa. Una calumnia elaborada por Catalina cuando era yo adolescente. Una difamación que se viralizó entre toda la familia. Pero eso ya era cuestión olvidada, a nadie le interesaba hablar de eso. Además, iban en mi coche.

Catalina por cierto, era la señora que ayudaba en los quehaceres de la casa. Muy seria, responsable y buena persona, pero esa vez seguro se fumó algo.

Mi madre soltó una carcajada cuando le hicieron la pregunta. Se acomodó lo mejor que pudo en el asiento, y se dispuso a narrar la historia.

—Tu tío tenía como catorce años, era un sábado y me había pedido permiso para ir a una fiesta de su salón de clase. Yo le dije que sí pero tenía que decirle también a su papá. No se que hizo en toda la tarde. Se encerró en su cuarto y yo pensé que se estaba bañando y cambiando. Pero no, según Catalina tu tío se quedó dormido y cuando tu abuelito lo despertó, para decirle que ya era hora de llevarlo a la fiesta, pues al joven se le hizo muy fácil echarse loción. Se vació media botellita de Halston que le había regalado en su cumpleaños.

—¿Y cómo te diste cuenta abuelita? ¿Apestaba?

—A dos metros de distancia se sentía la pestilencia, todo hediondo. En la mañana había ido a entrenar. Tu tío practicaba atletismo en ese entonces y salía de viaje a competir. Catalina me dijo Yo no vi que Oscarito se bañara, llegó de entrenar, se quitó la ropa y se metió a su cuarto. Y ya va muy perfumado a la fiesta.

Mi hermana y mi sobrina se deleitaban con la historia. En cuanto a mí, digamos que no era uno de mis momentos estelares. La solución para detener esa historia se presentó en el siguiente semáforo, sobre la calle quinta, en la calle del primer cuadro de la ciudad, justo frente a la Catedral. Estaban dos señoras vendiendo bolsas con nopales picados.

Y aproveché el momento.

—Señito, ¿a cómo las bolsas de nopales?

Mi madre detuvo su narración y me preguntó sorprendida y algo desesperada:

—Oscar ¿para que vas a comprar nopales? Allá en la casa hay.

—Necesito comer más vegetales. Si realmente quiero bajar de peso, el ejercicio no será suficiente. Debo cambiar mi alimentación.

Por el retrovisor vi a mi hermana reírse en silencio y a mi sobrina mover la cabeza, como pensando que listillo me salió este batillo.

La estrategia funcionó, durante el resto del camino y hasta llegar al restaurante, mi madre cambio la conversación. Hablamos de otras cosas.

La comida estuvo deliciosa, la charla igual de intensa y agradable. Al final, mi madre me dijo:

—Hijo, de regreso pasemos a tomarnos un café al quiosco de plaza fiesta. Me gusta mucho el café que preparan ahí.

—¡Claro que si mami! Pasaremos a tomarnos un café.

 

Un día como hoy 18 de Agosto, hace tres años, mi madre tomó un camino diferente, uno que la llevaría directo a la presencia del Señor.

Hoy la recuerdo con una de muchas historias que disfrutamos juntos. Junto con mi hermana, mi sobrina y todos sus familiares y amigos que la conocieron y la amaron, le enviamos todo nuestro amor derechito al Cielo, sin escalas.


 

Comentarios

  1. Tantas anécdotas de mi cuñadita sobre la limpieza y el baño, gracias hijo por compartir esos momentos inolvidables que vivieron con su mamita hermosa

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  2. Mi tía hermosa así era ella única por eso la amábamos mucho 3 años recordándola siempre con mucho amor 😍

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