El Terapeuta.
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Terapeuta y Paciente. Un Diálogo. |
- ¡Siempre que veo gente feliz me
encabrono mucho! – exclamó Tenoch.
- Y eso ¿cómo te hace sentir? –
preguntó el terapeuta.
- Pues enojado, obvio ¿no?
- Me refiero aparte de lo enojado,
¿qué otras emociones sientes? ¿puedes recordar algunas?
- Frustración, desesperación. La
lentitud no la soporto. No puedo tolerar a la gente lenta. ¿te ha tocado ver en
el cine a esa gente que después de una larga fila, les llega su turno y no
tienen ni idea de lo que quieren ver? – preguntó Tenoch – Preguntan por la
cartelera, titubean, algunos se llevan la mano a la barbilla como si estuvieran
reflexionando ¡patéticos!, otros se atreven a llamar por celular para
preguntar. Hacen un Pic Nic ahí mismo. Me consta.
- ¿Qué más Tenoch? - preguntó el terapeuta.
- A veces siento ganas de
agarrarlos a patadas. ¡Sacarlos de ahí a patadas! Fantaseo con eso y me
tranquilizo un poco. ¿Te ha tocado ver gente así en el cine? – preguntó Tenoch
con agitación.
- No acostumbro a ir al cine. Cuando
la siguiente persona en la fila hace lo mismo, ¿te llegan de nuevo esas emociones con la misma intensidad?
-Tienen todo el tiempo del mundo
para ver la cartelera mientras avanza la fila. Está ahí, en marquesina y en
pantalla automática. De veras, no hay excusa. Con gente así no se cómo vamos a salir
adelante. – afirma Tenoch resignado.
- ¿te llegan las mismas emociones
si el siguiente en la fila hace lo mismo? - insistió el terapeuta.
Tenoch meditó unos instantes su
respuesta:
- No, no precisamente. Llega un
momento en el que me resigno, volteo hacia otro lado, pienso que quizás esa
persona es feliz así. Mediocre pero muy feliz. Porque de hecho, cuando
finalmente compran su boleto, salen directo a la dulcería bien contentos.
- En la sesión pasada hablamos sobre
tu trabajo y el tiempo que pasas en él. Me decías que ahí se conoce la hora de
entrada pero no la de salida. ¿Cuántas horas trabajas al día en promedio?
- Entro a las 7am y generalmente
salgo de la oficina por ahí de las 9 de la noche. Cuando estas en puestos
gerenciales, no tienes opción. Siempre hay asuntos que no pueden esperar al día
siguiente; es la naturaleza del puesto. Bueno, hay días en los que si me puedo
salir temprano, digamos 6 o 7 de la tarde.
- ¿En tu oficina hay gente que se retira
a la hora de salida exacta?
- Si claro.
- ¿Y eso, cómo te hace sentir? ¿Les
permites eso?
-El mensaje es claro para todos: no
nos podemos retirar hasta haber completado las actividades del día. Hay gente
que por el tipo de función y nivel de responsabilidad, pueden terminar más
pronto su trabajo. Mira, el tema es algo complejo porque…
Se escucha una llamada entrando.
Es del celular de Tenoch.
El terapeuta mira con severidad a
Tenoch y le recuerda que hay reglas en la terapia aceptadas por él, entre ellas
el teléfono que debe estar apagado.
Tenoch no le responde, busca
afanosamente el celular dentro de su maletín.
El terapeuta le recuerda que en
la sesión anterior ocurrió exactamente lo mismo, y prometió mantener apagado el
celular. No está cumpliendo el trato.
Al fin Tenoch encuentra el
celular, y haciendo una señal de espera con su mano, contesta la llamada.
- ¡Hi Doug! How you doing my
friend?... Good! Oh I am doing great, thanks for asking. Hey listen, I am in
the middle of something, can I call you back in twenty minutes?
La mirada de Tenoch se pierde
mientras escucha la respuesta de Doug.
- I see, ok hold on just a second…
Debo tomar esta llamada, serán solo
cinco minutos…diez máximo.
Tenoch se levanta y se para
frente a la ventana, viendo hacia la calle. Inicia su conferencia con el
gringo.
- Yes sir, we did make the shipment
as you requested. Oh really? Oh man, I don´t know what to say! Look I am going
to…. Yes, I undestand, but please listen to me first… yes, yes, I see your
point but please let me explain… well, I really don´t know what happened, I
don´t know what to say in this moment… I need…
“I don´t know what to say! I
don´t know what to say! Pinche payaso de porquería. El único patético aquí eres
tú güey. ¡Mírate! Y así te quieres curar. Siete sesiones ya y ningún avance
contigo. Te crees muy chingón porque hablas inglés. ¡Yo también hablo inglés
pendejo! Y no ando paleteando.
Que hueva me das. Vives metido
en tu trabajo; a tu esposa seguro ya la atienden en otro lado, y
tu aquí besándole las botas al gringo. Ah pero eso sí, eres el gran gerente, el
gran don chinguetas. No eres más que el gran don pendejo, eso es lo que eres.
La pregunta es ¿algún día te darás cuenta?”…
- Doctor, me tengo que ir – exclamó
Tenoch mientras cargaba su mochila - Mil disculpas de verdad. Si no fuera tan
crítico no haría esto. Por favor discúlpame, se que no es lo que acordamos,
pero esta situación requiere mi presencia inmediata en la planta. ¿Nos vemos la
próxima semana?
- Seguro que sí Tenoch. Aquí te veo
la próxima semana – replicó el terapeuta.
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