La República

 

República Popular Democrática.




República Popular Democrática del Quetzal. Enero del 2055.

 

Rutilio Escandón Malacara cerró sus ojos, apretó cuerpo y manos, y trabó sus mandíbulas esperando lo peor. Y lo peor llegó, puntual a la cita.

 

La República Popular Democrática del Quetzal, RPDQ (por sus siglas), es el único país en el mundo, junto con Cuba, Venezuela y Nicaragua, donde el mortal virus de la calamidacina se esparce nuevamente entre la población. Extinto desde la época de los romanos, tuvo brotes en Europa y Asia a lo largo de los dos milenios anteriores.

Para finales del siglo veinte, había sido erradicado totalmente de la faz del planeta gracias al esfuerzo conjunto de todos los países del orbe. La aportación de la RPDQ había sido crucial en materia de investigación y modificación genética del virus.

Sin embargo, en un giro de timón, el partido CUINO (Confederación Unida de Izquierdas Neoprogresistas Organizadas) había logrado acceder al poder de la república, y decidió, ente otras cosas, cancelar los presupuestos para el desarrollo de la ciencia y tecnología, así como privar de recursos a los proyectos de investigación médica de punta.

La hija mayor de Rutilio, Antonieta, de veintidós años de edad, padece el virus en cuestión y llora todo el tiempo sin que nada la consuele. Una joven hermosa y talentosa que ve derrumbarse sus sueños, por culpa de una enfermedad que se consideraba erradicada.

La intervención quirúrgica es inminente y urgente.

En los tiempos actuales, la república del quetzal no cuenta con personal médico calificado. Veinte años atrás se canceló la carrera de medicina en todas las universidades. Una vida austera, con decoro, y fiel a la ideología del partido, era el remedio suficiente para prevenir todas las enfermedades de origen biológico.

Se pudo demostrar que estas, eran inventos de un omnipresente grupo de poder, muy corrupto y nefasto, que creaban nuevas enfermedades mientras en sus laboratorios se desarrollaban las vacunas. Un negocio redondo que la nueva ola pudo eliminar, gracias a la visión profética y mesiánica del padre de la república. Del único padre al que vale la pena reconocer, amar y venerar. 

La esposa de Rutilio, la señora Pancracia, le reclamaba una y otra vez su manera de proceder como político de la nueva ola en las décadas anteriores. ¡Como pudistes ser tan pendejo!

Rutilio se integró al partido CUINO hace veinticinco años, dos semanas después de casarse por lo civil con Pancracia. Y a lo largo de los años fue escalando puestos hasta llegar al actual: Secretario General Adjunto de Consumación Ideológica.

La misión de su cargo es muy simple en apariencia: implementar la nueva ola y su ideología en todos los rincones del país, en todos los estratos. Lograr que estos se unifiquen hasta alcanzar una sola clase social, la clase cuina, en honor al partido.

Por sus manos han pasado una gran cantidad de documentos de expropiación y cancelación, los cuales firmó para su ejecución sin haber reflexionado un instante en las consecuencias.

Eliminación de recursos para la investigación médica, cancelación de carreras profesionales de tecnología y ciencia, eliminación de materias como matemáticas, ciencias, biología, geografía, inglés, y computación del sistema educativo nacional. Implementación de carreras de corte humanista como la licenciatura en historia del cuinismo, y la más reciente, maestría en nueva ola y paternidad mesiánica.

Pero quizá su más grande logro fue haber creado un nuevo evangelio dentro del Nuevo Testamento. En efecto, en la república del quetzal, el nuevo testamento cuenta con cinco evangelios en lugar de los cuatro que establece el dogma cristiano.

El quinto evangelio se titula Evangelio del Santo Demócrata.

Es un relato sencillo pero muy conmovedor sobre el nacimiento, formación y desempeño del padre de la república. A lo largo de su lectura, el creyente se ve inmerso en una dialéctica que enseña, de una vez por todas, la grandeza de miras y la naturaleza sobre humana del Santo Demócrata. Es lectura obligada en todas las escuelas del país.

Se dice entre pasillos que al jurar lealtad al partido, todos los de nuevo ingreso deben recitar de memoria el quinto evangelio y realizar una disertación sobre lo que entendieron. Esto no ha sido aun confirmado.

 

El virus de la calamidacina regresó, y su hija Antonieta lo adquirió. Al no haber médicos para intervenirla, se discute a puerta cerrada las opciones para tratar a la joven. Rutilio no puede participar por conflicto de intereses. Eso es lo que lo tiene al borde de la desesperación. Muy en el fondo de su corazón, algo le dice que las cosas no saldrán bien esta vez.

Se manejan tres posibles cursos de acción:

  1. Enviar a Antonieta al Reino Unido para una intervención quirúrgica de urgencia. Sin embargo, esto va explícitamente contra los lineamientos establecidos por el quinto evangelio. Se discute en privado si se puede hacer una excepción.
  2. Asignar la misión al Licenciado Celedonio Hueleped Hurtado, para que realice la intervención quirúrgica. Se recibió el año pasado como licenciado en ecosistemas de la nueva ola. El perfil de la carrera es de corte social y humanista, sin embargo, se considera que por llamarse ecosistemas, puede haber ahí algo de remanente en cuestiones biológicas.
  3. Inscribir a Antonieta en un curso intensivo de moralidad y austeridad. Según el quinto evangelio, una vida de moralidad y humanismo sobra y basta para protegerse de cualquier enfermedad. 

La puerta se abre y sale una secretaria para informarle que la primera opción ha sido descartada definitivamente. Ahora se someterá a votación para elegir entre la opción dos y tres.

La salud de Antonieta no es lo único que preocupa a Rutilio. Hay algo más que lo perturba de manera intensa, casi perversa. Muy en el fondo de su corazón, siente añoranza por los tiempos del pasado, aquellos tiempos de niñez y juventud en la que el país vivía bajo el antiguo régimen. En esa época no estaría sufriendo como ahora.

Esta reflexión era lo que lo perturbaba. ¿Cómo era posible que aun sintiera añoranza por los tiempos pasados? ¿Qué clase de demonio se había apoderado de el, que lo hacía extrañar un régimen que odiaba tanto? Después de tantos años de lucha, codo a codo con sus camaradas del movimiento; después de llevar la nueva ola hasta el último rincón del país, aún sentía anhelos del pasado. Esto lo hacía sentirse como un gusano, miserable, y traidor a la patria.


La puerta se abrió nuevamente y la secretaria lo invitó a entrar al recinto.

Puede usted pasar don Rutilio, ya se tomó una decisión.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Una charla familiar

Mi Tía. El más grande regalo.

Las Científicas - Una historia familiar.