Un día más en el paraíso – Una historia gerencial.
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Calidad y Productividad. |
Matamoros,
Tamaulipas. México. Primavera del 2017.
Fernando Garza Olazarán salió
furioso de su oficina. Su jefe inmediato, John Morgan, le había dado un
ultimátum sobre un pedido de cliente. Uno que según John, tenía cuatro días de
retraso. El cliente se había puesto en contacto con él durante la madrugada solo
para informarle y exigirle que interviniera.
Fernando, the order must ship today,
regardless. I don´t want to hear more excuses. (Fernando, el producto se debe embarcar
hoy, cueste lo que cueste. No quiero oír más excusas)
Con apenas una semana en el
puesto de gerente de planta, era la primera vez que recibía una reprimenda de
su jefe. La luna de miel había terminado.
Lo primero que hizo fue dirigirse
al área de embarques. Eran apenas las 7:30am y la primera exportación a
Brownsville salía a las 8am.
—Esa orden no está en mi área
jefe, aun no la recibo de producción— fue la respuesta de Elías Carpio, el
supervisor general de embarques.
Dio las gracias y se encaminó a
la oficina del gerente de producción.
Llegó justo cuando iniciaba la
junta de producción. El lugar estaba lleno de gente: supervisores, inspectores
de calidad, programadores, servicio al cliente, ingenieros industriales y un
par de operadoras del área de ensamble.
Fernando preguntó por el estatus
de la orden (pedido) urgente. Una inspectora de calidad le respondió con
aplomo:
—Esa orden está rechazada por
problemas de calidad. No se puede enviar al cliente porque no cumple con una
dimensión.
Fernando volteo a ver a Víctor
Muriel, su gerente de producción, y este le confirmó el dato.
—Es una dimensión que está fuera
de especificación —explicó Víctor— el problema lo está generando el nuevo
equipo que trajeron para el troquelado.
—Y eso no es todo, ¿ya vieron
cuanto scrap (desperdicio / merma) se generó en el turno de anoche? ¡treinta
por ciento de toda la producción! ¡treinta por ciento de producción que no
sirve! —agregó Juany Domínguez, de servicio al cliente.
Fernando sacó su celular y
redactó un mensaje breve en el grupo de WhatsApp que tenía con sus gerentes: necesito
verlos a todos en la oficina de producción, en cinco minutos.
Veinte minutos después, todos los
gerentes se encuentran ya en la oficina. La junta de producción ha terminado y
Fernando explica brevemente el motivo de la reunión:
—Necesito embarcar este producto
al cliente hoy, sin falta. ¿Qué podemos hacer para que ocurra?
La primera en hablar es Irma
Valencia, la gerente de calidad:
—El producto está rechazado
Fernando. No se puede embarcar al cliente.
—Irma, mi pregunta fue ¿Qué
podemos hacer para que ocurra?
—Podemos realizar una inspección
total y seleccionar lo que este en buenas condiciones. Para lo que falte, se
tendría que construir producto nuevo, pero el equipo está detenido por falta de
refacciones y ya no hay materia prima.
—La materia prima la podemos
obtener hoy mismo, en una hora máximo —respondió Felipe González, gerente de
compras.
—¿y las refacciones para el
equipo?
—Hay un proveedor local que las
tiene, pero tendríamos que pagar cinco veces más del precio normal del
proveedor en Canadá.
—Procedamos por favor —indicó
Fernando— nos vamos a reunir cada hora en este lugar para el seguimiento a las
actividades. El producto se debe embarcar hoy mismo, sin falta. No podemos
fallar.
—¿Entiendes por qué estamos en
esta situación Fernando? —preguntó Irma visiblemente irritada.
—Necesitaré un estudio de caso
para analizar todo lo que estamos haciendo mal, pero hoy me urge embarcar este
producto.
—La máquina —insistió Irma— está
produciendo más de treinta por ciento de desperdicio, y es una máquina nueva.
Ingeniería debe explicar por qué se aceptó un equipo que no cumple sus
funciones.
—Y no solo eso, la maquina
tampoco produce las piezas por hora que debe. Eso me hace salir muy bajo en mi
métrico de eficiencia. Necesito que el departamento de Ingeniería revise y
corrija esa situación ¡pero ya! —intervino Víctor Muriel, gerente de
producción.
—Y no olvidemos que el treinta
por ciento de la materia prima se está desperdiciando, y es por culpa de la
maquina nueva —afirmó el gerente de compras— ¿quién se va a hacer responsable
de ese gasto? ¡No está en el presupuesto!
Celedonio Meza, el gerente de
ingeniería, no pudo permanecer callado más tiempo. Veía muy claro hacia donde
apuntaba todo.
—¡Síganle! ¿Qué más? ¿Algo más?
Esa máquina fue verificada por personal especializado de nuestro corporativo.
Yo mismo presencié todo y tengo los datos, las gráficas de productividad y los
reportes de rechazos durante las pruebas piloto. La máquina llegó en perfecto
estado a la fábrica.
—Entonces —preguntó Fernando— ¿por
qué está produciendo más de treinta por ciento de desperdicios?
—Bueno, la gente de producción
junto con personal de calidad le mueven a los tableros de los parámetros para
ajustarla, sin solicitar el apoyo de la gente de mantenimiento. Esto ocurre
durante el turno de la noche y tengo evidencias.
La sala estalló en una acalorada
discusión que por momentos se salía de control. Señalamientos, reclamaciones y
acusaciones iban y venían en tonos de voz cada vez más alterados. ¡Qué
bonita vecindad! pensó Fernando.
Eran las 10:30am y aun no tenía
un plan de trabajo que le garantizara el embarque urgente ese mismo día.
Se puso de pie, y con una señal
logró que todo mundo callara.
—No más discusiones. Calidad se
encargará de recuperar la mayor cantidad de piezas de lo que está actualmente
rechazado. De ser necesario, contratarás una empresa sorteadora que te apoye
con esto. El departamento de compras expeditará la refacción y la materia prima
que falta, y se coordinará con producción para iniciar tan pronto como estén
disponibles. Nos reuniremos en esta oficina cada hora a partir de este momento,
para dar seguimiento. No permitiré más señalamientos ni acusaciones. La
prioridad es asegurar el embarque completo hoy mismo, ¡sin excusas! Gracias.
El reloj Casio G-Shock GN-1000
color amarillo marca exactamente las 10:38pm. Fernando maneja de regreso a su
casa. En vez de escuchar lo que normalmente acostumbra, Metallica, esta noche
va escuchando los Nocturnos de Chopin. Necesita relajar su mente y necesita
pensar rápido y con efectividad.
El producto fue embarcado al
cliente pero a un costo muy elevado, tanto en lo financiero como en la
percepción del cliente. Tuvo que responder llamadas de su jefe John, del
cliente, del vicepresidente de ventas, y del presidente de la división. No
fueron llamadas amigables.
Aun así, él se siente satisfecho.
Satisfecho de haber llegado a una
fábrica con tantos problemas. Una planta cuyos procesos están deteriorados, y
que a primera vista no dispone de un sistema de calidad total.
Se siente satisfecho porque hay
mucho por hacer y él está preparado para el reto. Tiene los conocimientos, y
tiene las habilidades y destrezas para realizar los cambios necesarios. Tiene
también la experiencia suficiente para instrumentar la implementación de un
sistema que garantice la rentabilidad de la fábrica, la elaboración de
productos de calidad, y la satisfacción plena de los clientes.
El semáforo de la intersección
entre la avenida Pedro Cárdenas y el boulevard Manuel Cavazos Lerma se pone en
verde, y antes de arrancar el coche, decide cambiar de música.
The Scientist de ColdPlay
inicia y Fernando se estremece. Es la canción favorita de su esposa. La mujer
por quien el está dispuesto a enfrentar los retos que la vida le ponga
enfrente.
Lo de este día, solo fue un día
más en el paraíso.
Cualquier parecido con la realidad! Es mera coincidencia! Ja ja
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