Estupidez Humana – Divino Tormento (Parte 1).

 





—¿Qué es la estupidez? ¿En qué consiste ser estúpido(a)? ¿Cuánta gente estúpida existe entre la población? ¿Cómo puedo detectar a una persona estúpida? ¿La educación académica quita lo estúpido? ¿Qué es más dañino para la sociedad, una persona estúpida o una maligna? ¿Soy yo acaso un estúpido(a)? ¿Podrías responder a estas preguntas mi querido amigo?

—¡No! ¡Y ni me interesa! Lo único que si te puedo asegurar sin temor a equivocarme, es que yo NO soy estúpido. Todo lo contrario. Por mis venas corre sangre de alienígenas ancestrales. ¡A las pruebas me remito!

—¡Por supuesto que sí! Negarlo sería sumamente estúpido. Sin embargo, te quiero hablar sobre la estupidez humana como tema de estudio. Aunque no lo creas, hay personas que han dedicado una parte de su vida a estudiar el fenómeno de la estupidez. ¡Hablo en serio!

—Dame ejemplos.

—Esta ocasión te hablare de Robert Greene. Te ruego que guardes silencio y me escuches con atención.

Jayubín se acomodó en su sillón, dio un sorbo a su tasa de café recién hervido, y con una señal muy al estilo de los emperadores romanos, me otorgó su permiso para continuar hablando.

 

Robert Greene es un escritor estadounidense nacido en 1959 en los Ángeles, California. Es autor de varios libros que se han convertido en Best Sellers entre los que figuran: Las 48 leyes del Poder, El arte de la Seducción, Las 33 estrategias de la Guerra, entre otros.

Estrategia, poder y seducción son los temas principales de sus obras. No escribe ficción. Por el contrario, es un investigador rigurosos que se sumerge en temas de su interés, los investiga a profundidad, viaja por el mundo recabando información, y finalmente escribe y publica sus obras. Es políglota, habla perfecto francés y español, domina el alemán y el italiano, y su lengua materna es el inglés.

Uno de los temas que le han apasionado por muchos años es precisamente el de la estupidez humana. A lo largo de muchos años ha podido elaborar una teoría que aborda y explica el tema. En este capítulo exploraré algunas de sus ideas.

¿Qué es la estupidez humana?

Greene responde sin titubear que la estupidez se define como todas aquellas acciones que traen consecuencias negativas no premeditadas. Dicho en otros términos, la estupidez se manifiesta por medio de decisiones que se llevan a la práctica y cuyas consecuencias son nefastas para otras personas sin que esto haya sido el propósito original de quien lo realizó. Algunos ejemplos de esas consecuencias: guerras, recesiones económicas, magnicidios, desastres naturales y sociales.

Los griegos, dice Greene, creían que la mayoría de los problemas de este mundo eran creados por personas estúpidas e incompetentes y no por personas malvadas.

Desde esta perspectiva, la estupidez es mucho más peligrosa que la maldad.

¿Por qué?

Porque la estupidez es más difícil de detectar que la maldad. Tiene un camuflaje fuerte que la hace poco evidente hasta que es demasiado tarde. La maldad es más difícil de disimular.

Una idea muy generalizada es que la estupidez es producto de la ignorancia o falta de educación. Totalmente falso. Cuando somos ignorantes sobre algún tema en particular, lo normal es que mantengamos una actitud de expectativa, aceptando en lo interior que no sabemos, y esperando a que otros digan o hagan algo sobre el tema.

La estupidez procede, según Greene, de una educación a medias. Es decir, cuando estas medio enterado, medio leído, medio estudiado. Esto produce un efecto psicológico potente que hace creer a la persona que ya sabe suficiente. Suficiente para ignorar las voces de los expertos y tomar sus propias decisiones.

Por ejemplo, si yo intentara hacer trabajos de plomería en mi casa, o levantar una barda solo por el hecho de haber leído un manual o haber visto un tutorial de veinte minutos en YouTube, estaría cometiendo un verdadero acto de estupidez. Porque sabemos que esa preparación solo me alcanza para entender las bases de lo que es la plomería o de como se construye una barda. Nada más. No me capacita para realizarla. Eso requiere práctica, equivocarse, y ser guiado por un maestro.

La estupidez, según Greene, se produce cuando medio sabes acerca de algo, y te confundes creyendo saber más de lo que en verdad sabes.

Saber a medias es, por consecuencia, mucho más peligroso que no saber nada.

Ejemplos de esto abundan a lo largo de la historia.

El ejemplo que me viene a la mente es el de Adolfo Hitler cuando se reunía con sus generales para revisar los planes de guerra. En su juventud había sido soldado (cabo), y eso le alcanzaba para creer que sabía más que sus generales, educados en academias militares, y terminaba ignorando sus advertencias. El resultado: cientos de miles de soldados alemanes muertos en batalla por pésimas decisiones del Führer.  

El poder destructor de una persona estúpida se potencializa cuando alcanza puestos de poder.

El grado educativo no es una vacuna contra la estupidez. Se puede alcanzar el más alto grado académico y en un momento dado, actuar de manera estúpida, nuevamente bajo la ilusión de creer que se sabe todo.

Otro dato aportado por Greene es que la estupidez se encuentra en todos los estratos sociales. No discrimina edad, posición social, ni nada por el estilo.

Finalmente, el autor se plantea un par de preguntas para el cierre: ¿Qué hacer? ¿Cómo detectar los momentos de estupidez en otros y en uno mismo?

Cuando detectas personas que se expresan con creencias o convicciones muy sólidas acerca de algo, y lo hacen de manera enérgica y arrolladora, es momento de levantar las antenas y poner más atención en la persona. Cuando una persona se muestra excesivamente confiada en lo que sabe, es una señal de una persona estúpida en potencia.

Generalmente, el exceso de autoestima y confianza en lo que se sabe lleva a una cerrazón mental en la que ya no se está dispuesto(a) a escuchar otros argumentos, otras ideas, otros modos de entender el fenómeno que se discute.

En ocasiones, cuando dispongo de tiempo libre, disfruto viendo conferencias en YouTube sobre Neurociencia. Es uno de los temas que me apasionan. Los conferencistas suelen ser Neurocientíficos, graduados de las mejores universidades del mundo, con vasta experiencia de campo y años de investigación. Por increíble que parezca, son personas muy humildes en su autopercepción. No se detecta el más mínimo síntoma de complacencia o de creer que lo saben todo. Por el contrario, son muy rápidos para responder “no lo sé” cuando les preguntan cosas que no saben o no están seguros.

Esa es una actitud que los protege y los mantiene blindados ante cualquier pensamiento egocéntrico narcisista.

La gente estúpida suele hacer lo contrario. Se convencen a sí mismos primero y después tratan de convencer a los demás por todos los medios.

 

Permanecí en silencio unos segundos hasta que Jayubín regresó de su letargo. Me observó con recelo y exclamó:

—No dijiste nada que yo no supiera. Nada nuevo dijiste.

—No sabes cuanto lo siento.

—Y ese Greene, ¿es el único que ha investigado la estupidez humana? ¿o hay otros?

—Que bueno que lo preguntas. Hay otros. En el próximo capítulo te hablaré de uno más.

—¡Ya vas!

 

Continuara… 😊


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