Desarrollo Sostenible y Comercio Internacional

Un mundo mejor para todas y todos.



En el año 2000, el entonces candidato a la presidencia de México Vicente Fox Quesada solía repetir en sus mítines y entrevistas un eslogan que quizá a muchos dejaba perplejos: ¡Economía de libre mercado con responsabilidad social!

Como candidato de la derecha mexicana, Fox abogaba por una economía de mercados de corte liberal, pero con un enfoque a la distribución equitativa de la riqueza entre la población a través de una infraestructura económica que mejorara las condiciones de los servicios de salud, vivienda, educación, empleo, y seguridad.

Sin profundizar en la cuestión de que tanto de esto se logró implementar, lo rescatable es el concepto y su relación con el tema de este artículo: El Desarrollo Sostenible. El desarrollo solo puede generarse a través de la creación de riqueza, esto está sobradamente demostrado. Pero para que sea sustentable, debe permear todas las capas de la sociedad. Renunciar a esto último lleva a la desigualdad e injusticia en lo económico y en lo social.

¿Qué papel juega el Comercio Internacional en esto?

De acuerdo a la directora de la Organización del Comercio Mundial, Ngozi Okonjo-Iweala, el comercio proporciona una conexión natural entre las naciones y el progreso. El comercio es una herramienta extraordinaria de control, de equilibrio y de mitigación de los problemas mundiales, pero requiere regulación y políticas globales, y ahí es donde radica uno de sus principales retos: hacer que el comercio sea redituable para los países menos desarrollados.

 

La Agenda 2030 – Para el Desarrollo Sostenible.

En el año 2015, la asamblea general Unión de Naciones Unidas elaboró un plan general de desarrollo transformador en los ámbitos económicos, sociales y ambientales para todo el mundo. Este plan fue elaborado por representantes de la comunidad mundial a nivel político, económico y académico.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) elaboró un documento que es una síntesis de ese plan y lo publicó como guía general para los países de América Latina y el Caribe. Las reflexiones siguientes se basan en dicho documento y giran en torno a diversas áreas de la realidad mundial tales como: la pobreza, los derechos humanos, la salud, la seguridad laboral, el impacto ambiental, las relaciones comunitarias y el ordenamiento territorial.

El objetivo principal del plan 2030 es poner fin a la pobreza en todas sus formas, en todas partes del mundo. Para el 2030, la meta es erradicar la pobreza extrema en todo el mundo. A casi diez años de distancia y con los efectos devastadores de la pandemia, este plan se ve más lejano. Sin embargo, considero que debe permanecer como el objetivo principal de todos los países y organismos internacionales.

Los derechos humanos abarcan temáticas como la salud y la seguridad laboral. A este respecto, el plan 2030 propone poner fin al hambre a nivel mundial (el primer paso para un pueblo sano es un pueblo sin hambre), garantizando una vida sana y plena. Esto implica el acceso al agua, base fundamental que hoy día representa un problema grave en amplias zonas del planeta.

En el marco de la salud a nivel mundial, el plan 2030 se propone reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100,000 nacidos vivos. También se busca poner fin a las pandemias del SIDA, tuberculosis, malaria, y las enfermedades tropicales. Aunado a lo anterior, el acceso a un trabajo digno que permita llevar una vida decente es parte del plan de sostenibilidad.

Fuentes de trabajo que no solo garanticen el acceso a millones de personas sino que lo hagan promoviendo aspectos de seguridad y bienestar. Esto se vincula con los planes para el desarrollo de la educación, buscando para el 2030 que todos los niños, jóvenes y adultos tengan acceso a un sistema educativo de calidad.

Para el tema del impacto ambiental, producido por el cambio climático, la ONU estableció una serie medidas encaminadas a fortalecer la resiliencia de las personas, principalmente de aquellas que habitan en zonas de menor desarrollo ya que es ahí donde se sufren la mayoría de las consecuencias.

A este respecto, es importante remarcar que en la actualidad existen protocolos y acuerdos mundiales a los cuales la mayoría de los países desarrollados y sub desarrollados están suscritos. Baste mencionar el protocolo de Kioto que busca reducir el calentamiento global mediante la reducción de emisiones de gases tipo invernadero. El acuerdo de París es otro tratado internacional, promovido por la ONU, encaminado a acelerar las medidas necesarias para combatir el cambio climático y propiciar las condiciones adecuadas para un futuro sostenible.

En una entrevista reciente en un foro de Bloomberg Green, Ngozi Okonjo-Iweala (directora de la Organización del Comercio Mundial), hizo hincapié en el desarrollo de nuevas tecnologías encaminadas a descarbonizar la sociedad a nivel global. Descarbonizar es el término usado para hablar de la eliminación gradual de fuentes de energía no renovables y altamente contaminantes (carbono, fósiles, petróleo) y su reemplazo por fuentes de energía renovables y con un bajo o nulo impacto ambiental.

El plan para la realización de esto último está dividido en dos fases. La primera es descarbonizar la electricidad, es decir, dejar de generar electricidad con energías tales como el carbón, petróleo o energía nuclear. Posteriormente, para la fase dos, se procederá a descarbonizar los combustibles; esto significa eliminar gradualmente el empleo del petróleo y sus derivados para la producción de combustibles del sistema mundial de transporte (terrestre, marítimo, aéreo) e industrial.

La clave para el proceso de descarbonización está en el desarrollo de tecnologías para el uso del llamado Hidrógeno Verde. Es decir, reemplazar todas las fuentes de energía no renovables por hidrógeno. Los detalles de esto están fuera del alcance de este artículo.

Conclusión.

La reflexión final está encaminada a lo que México está aportando actualmente al mundo y en particular a los planes establecidos en el programa de Desarrollo Sustentable 2030 del que se habló al inicio.

Una breve revisión de algunas de las políticas públicas del actual gobierno mexicano indican que lo dispuesto en el plan de desarrollo 2030 no está dentro de las prioridades a corto ni a mediano plazo.

Política Energética.

Con la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica aprobada a inicios de marzo del 2021, el gobierno mexicano favorece la generación de energía a través de la paraestatal Comisión Federal de Electricidad (CFE), en detrimento de las empresas privadas y sobre todo, en detrimento de la generación de energías limpias y renovables. Uno de los efectos más directos es el incremento en el uso de combustibles fósiles (petróleo) para la generación de electricidad por parte de la paraestatal. Con esto, se da un paso contrario a la tendencia mundial de utilización de energías limpias.

Política de Hidrocarburos.

En línea con la anterior, el gobierno actual decidió construir la refinería llamada dos bocas con la intención de otorgar a México la independencia energética al refinar su propio petróleo. Nuevamente, esta decisión es contraria a lo expuesto por el plan de desarrollo sostenible 2030 al cual México se suscribió en sexenios anteriores.

Política Educativa.

Con la implementación de la Nueva Escuela Mexicana, el gobierno actual busca renovar la educación de los mexicanos marcando un distanciamiento significativo de la reforma educativa de Peña Nieta. En uno de sus estatutos, la Nueva Escuela Mexicana indica que se busca eliminar la educación basada en sociedades del conocimiento, inclinándose por una educación basada en aprendizajes comunitarios y apelando a la sabiduría milenaria de los pueblos autóctonos prehispánicos.

Una de las agendas de mayor relevancia del plan de desarrollo 2030 de la ONU es la educación, la educación de calidad, de vanguardia y que atienda los problemas actuales y futuros. Una educación orientada a la generación de ciencia y tecnología. Y más importante aún, una educación que sea capaz de preparar a las sociedades en desarrollo a capitalizar adecuadamente la ayuda internacional, resultado del mismo plan 2030. Esto es lo que se espera de todos los países que suscribieron el plan.

México está ante una gran encrucijada. Siendo una de las primeras quince economías del planeta, está llamado a seguir creciendo en lo económico y en lo social. Los retos no esperan y requiere de la participación de todos los que formamos parte de este gran conglomerado.  


 

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