El Príncipe Verde
El golpe definitivo al grupo
terrorista HAMAS por parte de Israel es inminente. A pesar de las advertencias
del presidente estadounidense Joe Biden de no apoyar una invasión a gran escala
a la ciudad de Ramallah en Gaza, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu
ha dejado muy clara su postura de no retroceder hasta aniquilar el último
bastión del grupo terrorista que defiende la causa palestina.
Las protestas y manifestaciones en
Estados Unidos y Europa se han recrudecido. Las universidades de mayor prestigio
se han visto asaltadas por grupos de activistas anti israelíes exigiendo, entre
otras cosas, el cese inmediato de toda colaboración académica con instituciones
educativas Israelíes. Exigen también el rompimiento de relaciones diplomáticas
de todos los países con Israel.
Los manifestantes han develado
paulatinamente sus verdaderos motivos que incluyen un marcado antisemitismo, exhortación
a la violencia contra estudiantes judíos, la defensa abierta y sin tapujos de los grupos terroristas HAMAS y Hezbollah, y el llamado mundial a la destrucción del
estado Israelí como única solución al conflicto.
Alrededor de 2500 estudiantes han
sido detenidos por las policías de Estados Unidos y los países europeos y después
de una ardua investigación, las autoridades han podido establecer lo que ya se
sospechaba: un 60% de los manifestantes detenidos no son estudiantes ni tienen
ninguna injerencia con las universidades donde se manifestaban.
Los gobiernos están siendo
superados por esta marea de color verde. El verde de la bandera palestina enarbolada
por miles de estudiantes que se visten como terroristas, cubren sus rostros y
salen a marchar lanzando proclamas de violencia y destrucción hacia la
población israelí. Algunos han ido más lejos y han reclamado la destrucción de
occidente, ¡en las mismas calles estadounidenses y ante la aparente
indiferencia de las autoridades!
En un artículo recientemente
publicado y alojado en este blog, expuse el caso de la estudiante Ridhi Patel,
una activista pro palestina quien se atrevió a lanzar amenazas de muerte a las
autoridades universitarias como señal de protesta ante las medidas de seguridad
implementadas en los campus de su propia universidad.
Nuestros jóvenes más promisorios están
siendo manipulados por grupos perversos que buscan desestabilizar el orden
mundial utilizando a los estudiantes como punta de lanza, como borregos, como
carne de cañón.
Es bajo este complejo escenario
donde la figura del Príncipe Verde emerge para alertar al mundo sobre los
riesgos inminentes.
Mosab Hassan Yousef es un
escritor y conferencista de origen palestino. Nacido y criado en la ciudad de
Ramallah dentro del territorio de Gaza. Actualmente posee la ciudadanía estadounidense,
tiene 46 años, y desde el 2005 practica la religión cristiana después de haber
renunciado a la fe en la que fue criado, la fe de sus padres, de sus abuelos, y
de sus ancestros: el Islam.
Mosab Hassan Yousef no es una
persona común y corriente. No es un palestino más que salió huyendo de Gaza en
busca de una mejor calidad de vida y que logró obtener asilo político en los
Estados Unidos para después dedicarse a defender la cultura occidental. Mosab Hassan
es mucho más que eso.
Mosab Hassan es el hijo mayor de Sheik
Hassan Yousef, uno de los fundadores del grupo terrorista HAMAS. Uno de los
padres del terror contemporáneo, líder espiritual del movimiento y enemigo a
muerte del estado israelí.
Mosab Hassan, como hijo mayor,
fue educado bajo las doctrinas más extremas del Islam, memorizó el Corán,
aprendió a hablar y leer en árabe clásico (la lengua original del profeta
Mohammad), y fue entrenado para odiar y destruir al estado de Israel. No podía
ser de otra manera siendo quien era.
Antes de cumplir la mayoría de
edad ya había realizado incursiones violentas al territorio israelí, lanzando
bombas incendiarias contra el ejército, lanzando amenazas de muerte y llevando
a cabo todas las actividades de iniciación que HAMAS exige a sus miembros.
También había sido capturado en repetidas ocasiones y liberado por su condición
de menor de edad.
Todo cambió para Mosab Hassan
cuando a los 18 años recién cumplidos fue capturado por el ejército israelí y
fue procesado por actividades terroristas siendo ya mayor de edad.
Durante los primeros meses en
prisión, Mosab fue tratado con respeto y dignidad (dicho por el mismo) y
paulatinamente le fueron revelando información clasificada que incluía
grabaciones de audio y video, en las que se podía apreciar la manera como HAMAS
torturaba a sus propios miembros por la simple sospecha de colaboración con Israel.
Mosab observó aterrorizado como sus
propios compañeros eran mutilados, quemados vivos con plástico hervido,
decapitados y lanzados a fosas comunes junto con sus familiares bajo la única
acusación de sospecha de colaboración. Muchos de ellos eran inocentes y fieles
a la causa Palestina.
El ejercito israelí le ofreció a
Mosab la opción de convertirse en un agente secreto para infiltrarse nuevamente
en HAMAS y trabajar como espía.
Mosab dedicó los siguientes diez
años de su vida al espionaje israelí y gracias a sus servicios, en colaboración
con muchos otros y otras, logró desarticular decenas de intentos de ataques suicidas
a ciudadanos. Logró también la captura de líderes de distintas facciones de
HAMAS y pudo comprobar la manera de actuar del ejército israelí, siempre
apegados (según sus propias palabras) a los protocolos y buscando evitar o
minimizar el daño a civiles. Una ética totalmente opuesta a la de HAMAS.
Durante todo el tiempo que
trabajó como espía, su nombre clave era The Green Prince (El Príncipe Verde).
Lo de verde era por el color de la bandera de HAMAS; y lo de príncipe por su
condición de hijo mayor de uno de los fundadores del grupo terrorista.
Después de diez años de lucha
contra HAMAS, de llevar una doble vida y de vivir bajo el asedio constante de ser
descubierto, decidió tomar la oportunidad de darse de baja del ejército israelí
e iniciar su proceso de asilo político en Estados Unidos, con la ayuda del
estado Israelí.
Actualmente vive en California,
se dedica a dar conferencias por todo el territorio estadounidense y en otras
partes del mundo. Obviamente del mundo occidental. Mosab no puede pisar suelo
musulmán, sea del país que sea, porque sería aprehendido y asesinado en el
acto. ¿Por qué? El mismo lo explica: el islam castiga con la muerte a todo
aquel o aquella que renuncia a la fe musulmana para abrazar otra religión; está codificado
en el Corán.
Mosab Hassan está convencido que
el Islam no es una religión de paz. Esta convencido de que la esencia de la doctrina
islámica es la destrucción de todo lo que no sea musulmán: personas, cultura,
sociedades. Ese es, según él, el mandato profundo que el profeta Mohammad
recibió del dios Alá a través del ángel Gabriel.
Hace algunos años publicó un
libro titulado: The Son of HAMAS (El Hijo de HAMAS).
En este trabajo, Mosab expone al
mundo occidental que es y que busca el grupo terrorista en el cual fue educado
en su niñez y juventud. Lo que revela es escalofriante.
Entre otras cosas advierte que
HAMAS no aspira a una Palestina libre. Eso es lo que le han hecho creer al
mundo pero no está ni remotamente en su lista de aspiraciones reales. Este
grupo considera la guerra y el terror como un negocio multi billonario y su producto
de intercambio es el sufrimiento del pueblo palestino.
Por cada niño muerto y
verificado, HAMAS recibe toneladas de dinero procedente de diversas partes del
mundo como compensación. Existen diversas asociaciones mundiales que los apoyan
constantemente con millones de dólares por su condición de pueblo dominado.
Todo ese dinero va a las cuentas de los líderes del grupo en bancos
extranjeros. El pueblo palestino jamás recibe un solo dólar.
Desde su fundación en 1987 hasta
la fecha, el grupo terrorista ha recibido billones (miles de millones de dólares)
como compensación. Ese dinero jamás lo han invertido en Gaza. Ni en la
ciudadanía, ni en sistemas de salud, ni en infraestructura industrial, ni en
carreteras, ni en urbanismo. Ese dinero ha sido utilizado para enriquecer a sus
propios lideres.
Las incursiones continuas de
Israel a Gaza son muy rentables para HAMAS, sobre todo cuando hay muertos, y
mucho más cuando los muertos son menores de edad.
A este punto, Mosab Hasan
sostiene que el grupo utiliza a la ciudadanía y en especial a los niños como escudos
humanos. Utilizan escuelas y hospitales para almacenar los misiles, con la
intención de que sean bombardeados por Israel.
Las acusaciones son estremecedoras,
y más cuando vienen de alguien que estuvo ahí. Que se formó ahí y que por su
condición de hijo mayor de uno de los líderes, tuvo acceso a información.
También afirma que HAMAS es como
una serpiente de mil cabezas. Son muchas facciones y generalmente están en
conflicto entre ellas. Se sabe que los principales líderes del grupo no viven
en GAZA. Viven en la opulenta ciudad de Doha, en Catar. La misma ciudad donde
hace un par de años se celebró el mundial de futbol. La misma ciudad donde
Argentina se coronó campeón.
Todo lo anterior ha sido expuesto
una y otra vez por Mosab Hassan Yousef. Se le puede ver en conferencias, foros
y debates. Siempre con la convicción de alertar al mundo sobre los peligros del
Islam, y con el anhelo de liberar algún día al pueblo palestino que vive hoy
bajo el yugo de un grupo terrorista cuyo único interés, según sus propias
palabras, es lucrar con el dolor y la muerte.
Un príncipe que nació en la
opulencia del horror, un día despertó del sueño opioide de la religión
extremista, vio la luz, y se convirtió en el príncipe de esperanza para su
pueblo oprimido.
Se convirtió en el Príncipe
Verde.
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