Nearshoring

Sin miedo al éxito.



En el segundo debate presidencial entre las candidatas de Morena y la coalición Va por México, ambas pusieron sobre la mesa la importancia del Nearshoring como pilar del crecimiento económico del país para el presente y el futuro. Remarcaron la necesidad de aplicarse al máximo para poder aprovecharlo e incrementar el nivel de vida de los mexicanos.

En días recientes, el presidente de México también se sumo a la narrativa sobre este tema y llegó a sostener que el fenómeno del Nearshoring se estaba dando gracias a su intervención y el diálogo de convencimiento que ha mantenido con el presidente de los Estados Unidos y el primer ministro de Canadá.

Más allá de que tan cierto puede ser esto último, lo importante es comenzar por el principio: ¿Qué es el Nearshoring? ¿Cómo se originó? ¿Quién lo inventó? ¿Qué implica? ¿Es bueno o malo para México? Y si es algo bueno como sostiene el presidente y las candidatas, ¿Por qué?

Para responder a estas y otras preguntas, lo más recomendable es comenzar por definir dos conceptos cuya aparición en la escena mundial fue anterior al tema en cuestión. El primer de ellos es: Offshoring y el segundo Reshoring.

 

Offshoring.

A principios de la década de 1980 las empresas estadounidenses enfrentaron una disminución en sus rendimientos a causa de un incremento acelerado en sus costos de manufactura. Los dos elementos principales de cualquier producto manufacturado, la mano de obra y las materias primas, mostraron un incremento sostenido que redujo las utilidades. La fórmula clásica de cualquier negocio de manufactura se indica a continuación:

Utilidad = Ingresos (Ventas) – Costos (Materias Primas/Mano de Obra/Indirectos).

El objetivo de cualquier empresa y sus dirigentes es incrementar la utilidad de manera constante y expansiva, es decir, las empresas deben crecer constantemente y esto se logra incrementando las utilidades. Entonces, para que estas se incrementen deben ocurrir dos cosas: incrementar los ingresos y/o disminuir los costos de las materias primas y de la mano de obra (obreros).

La oportunidad llegó cuando China abrió sus fronteras a la inversión extranjera y ofreció mano de obra barata, costos de energía baratos, costos de materias primas también muy baratas. Y ofreció también infraestructura (carreteras, puertos, servicios de transporte) y redujo al mínimo sus trámites (papeleo y tiempo) para obtener permisos de comercialización. Lo que vino a continuación fue un éxodo masivo de empresas manufactureras que cerraron sus plantas en la unión americana y se instalaron en China.

Los beneficios no se hicieron esperar. Aplicando la formula arriba expuesta, la drástica reducción en los costos de manufactura incrementaron las utilidades y poco a poco se fue reduciendo la planta productiva en Estados Unidos hasta quedar prácticamente erradicada. Europa hizo lo mismo. Países como Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, entre otros cerraron sus fábricas y se trasladaron a China para aprovechar la gran oportunidad.

A este traslado de las plantas de producción de Estados Unidos y Europa hacia China se le denominó con el término: Offshoring.

Todo esto funcionó bien durante décadas. China se benefició con esta estrategia al recibir inversión extranjera, tecnología y mercados, y oferta de empleo. México, en menor escala, fue también beneficiado con este fenómeno y esto es el origen de las plantas maquiladoras que se instalaron a lo largo de la frontera, desde Tijuana, BCN hasta Matamoros, Tamaulipas.

 

Reshoring.

Treinta y cinco años pasaron desde esta iniciativa. Hubo abundancia y bonanza a un nivel tan elevado que China se convirtió en una potencia comercial al grado de superar al resto de las naciones del mundo y competir de tu a tu con los Estados Unidos. El país de la mano de obra barata se convirtió en un gigante comercial, invirtió sus ganancias de manera estratégica en ciencia, tecnología, armamento e inversiones a lo largo y ancho del mundo y esto prendió los focos de alerta en los dirigentes políticos y empresariales de los Estados Unidos.

Con el advenimiento de Donal Trump al poder, las relaciones comerciales entre EUA y China se volvieron tensas, hostiles, al grado que se declaró a China como un enemigo potencial al que había que limitar al costo que fuera. Muy pronto comprendieron que esta estrategia requería revertir el fenómeno comercial que tanto beneficio les había traído en décadas anteriores. Era momento de revertir el Offshoring y comenzar a desmantelar las plantas de producción estadounidenses en China y regresarlas a Estados Unidos.

A este fenómeno se le denomina Reshoring: la repatriación de las plantas productivas estadounidenses de China a territorio estadounidense y europeo.

 

Nearshoring.

Repatriar cadenas de producción de China a Estados Unidos por motivos de seguridad nacional y estrategia político-militar es un mandato gubernamental que las empresas deben seguir. Todas, sin excepción. Este proceso se ha ido realizando de manera gradual y no tan rápido como el gobierno de Biden esperaría.

Sin embargo, esta relocalización masiva tendrá un efecto negativo muy fuerte: los costos de manufactura se incrementarán significativamente porque la mano de obra en Estados Unidos es más elevada que la China. Aun cuando en la última década la mano de obra China se ha especializado y sus costos se han disparado, sigue siendo más caro producir en Estados Unidos.

¿Existe alguna solución intermedia? ¿Sería posible repatriar las cadenas productivas a países cercanos a Estados Unidos cuya mano de obra no sea tan cara como la estadounidense? ¿Existe algún país cercano a EUA que pudiera recibir dichas cadenas de producción ofreciendo precios competitivos y una cercanía geográfica?

En este punto la respuesta debe estar resonando fuerte en la mente de quien lee este artículo. En efecto, la opción alternativa por excelencia, por ubicación geográfica y por otros motivos de orden político y económico, es nada más y nada menos que México. Nuestro México.

Al proceso de repatriar plantas de manufactura estadounidenses (y europeas) de China a México se le denomina Nearshoring.

El Nearshoring es entonces la relocalización de cadenas de suministro (plantas manufactureras) en México, lo cual implica un incremento en el empleo directo e indirecto. Esto trae como consecuencia un incremento en los niveles de vida de las zonas donde se instalen dichas plantas, y por consiguiente una oportunidad única para México que no se puede dejar pasar.

Las causas del Nearshoring son variadas y complejas. Tienen de fondo la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Una guerra que no parece tener un fin próximo y que corre el riesgo de escalar al plano militar. Es también una guerra que está fragmentando los mercados internacionales, obligando a los países a reagruparse en base a nuevos criterios, aunque esto es tema para otro artículo.

 


 

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