Reflexiones | El Amor.

 



El amor es el estado mental y espiritual más elevado que puede lograr un ser humano. Es lo que lo eleva por encima de sí mismo y del resto de la creación. Solo mediante el amor, el hombre puede conectar su parte divina con la parte divina del cosmos. Solo a través del amor es que el hombre puede llegar a conocer a Dios en un sentido puramente humano y espiritual.

Sin amor, decía el apóstol Pablo en sus escritos, no somos nada. Por encima incluso de la fe, está el amor como el principio y fin de todas las cosas, el alfa y el omega, el ser y el no ser. Solo por amor es que existimos y damos curso al devenir de la existencia futura.

Solo por el amor de Dios es que recibimos la más grande de nuestras cualidades: la capacidad de cultivar, experimentar y transmitir amor a nuestros semejantes. Sin amor, la vida deja de serlo y se convierte en un infierno terrenal.

Pruebas de esto abundan en la realidad de nuestra historia y de nuestro mundo contemporáneo.

Uno de los aspectos más importantes del amor, para mí, es que este debe tener siempre una manifestación práctica, concreta, orientada a los hechos más que a las palabras. No rechazo las palabras de afecto, son importantes, tienen un poderoso efecto positivo sobre las personas y más cuando se expresan de manera sincera; pero si no van acompañadas de actos concretos solo se quedan en eso, en palabras.

Tampoco rechazo las manifestaciones físicas como los abrazos, los besos y las caricias, son también muy importantes y necesarias. Pero eventualmente las circunstancias pondrán al manifestante en la encrucijada de demostrar el amor con hechos y no solo con abrazos y buenos deseos.

El amor es entonces un complejo conjunto de sentimientos y emociones entrelazadas con ideas, pensamientos y convicciones que nos impulsan a buscar el bienestar de las personas a nuestro alrededor, de nuestros seres queridos, del resto de los seres vivos, y de las personas que conviven con nosotros por vecindad, por amistad o por trabajo.

La explicación más amplia, completa y profunda la encontramos en la Sagrada Escritura. Y nuevamente citando al Apóstol Pablo, quiero mostrarte a ti querido lector/lectora las palabras más hermosas e inspiradas que se han escrito acerca del tema en cuestión. No encontrarás en ningún otro lado una descripción más profunda y enriquecedora de lo que es el amor como en el siguiente texto:

“Si hablo en lenguas humanas y angelicales pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo el conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso”. 1 Corintios 13:1-3.

El apóstol de Dios y siervo de Jesús nos explica con este pasaje que el amor está por encima de cualquier poder material que podamos alcanzar, por muy elevado que este sea. También nos dice que no importa nuestro nivel intelectual, ni los conocimientos que hayamos adquirido con el estudio y la experiencia, si estos no van acompañados de amor no sirven de nada.

Si doy limosnas y comparto mi riqueza y estatus entre los más necesitados, no sirven de nada si no van acompañados del amor verdadero. Y el cierre final llega cuando nos enseña que ni siquiera la fe se puede comparar con la fuerza del amor.

Y cuando apenas nos estamos reponiendo de la impresión de estas palabras, el Apóstol Pablo cierra con el siguiente pasaje y nos da una idea clara de lo que debemos cultivar en nuestras vidas, acompañados siempre por la presencia bendita del Espíritu Santo:

“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. 1 Corintios 13:4-7.

Este pasaje es apabullante y demoledor.

Lo es porque siendo honestos, ningún ser humano puede lograr este nivel de amor por sí solo. Y aun así, es lo que Jesús enseño y es lo que nuestro padre celestial espera de nosotros.

¿Qué hacer entonces? ¿Cómo encaminarnos en este camino que nos marca el Apóstol?

Este es el tema central de todo el Evangelio.

Ante esta pregunta, cada uno de los libros que comprenden el Nuevo Testamento responden una y otra vez lo mismo:

Solo llegamos a este estado de gracia por el amor que Dios derrama sobre nosotros mediante su hijo Jesús y el Espíritu Santo. Solo caminando con ellos, abriéndoles nuestro corazón y entregándonos a ellos, es que seremos capaces de iniciar este arduo recorrido de purificación y renacimiento espiritual.

Ese es el proyecto último de nuestras vidas.

Profesar el amor en espíritu y en actos.

 

Y así querido lector/lectora, es que doy fin a este primer artículo que formará parte de una serie de reflexiones sobre los asuntos más importantes para mí. En la siguiente entrega el tema a reflexionar será: La Infancia. En ese artículo expondré mis opiniones basándome en mi niñez y en lo que he podido aprender sobre el fascinante mundo infantil en tiempos más recientes. 


 


Comentarios

  1. Leía el primer párrafo de tu escrito y enseguida pensé en el Apóstol Pablo, cierto, sin amor nada somos; me gusta pensar que debo hacer todo con amor (ese amor que Dios ha depositado en mi, inmerecidamente) por amor (por amor a mi prójimo) y para el amor (Dios, Dios es amor).
    Llegar al nivel de amor que Dios Padre espera de nosotros puede ser difícil humanamente hablando pero de su mano todo es posible!
    Es lo que ruego siempre a mi Padre Celestial, que por medio de mi amado Jesús y su Santo Espíritu me llene de esa bendita gracia, el amor!

    Hermoso y reflexivo tu escrito!
    Te quiero corazón! ❤️

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