Roro | Una mujer tradicional.

 

Créditos Imagen: Pixar.



La influencer española Roro Bueno ha saltado a la fama por subir videos realizando actividades que nuestras madres, abuelas y bisabuelas hacían cuando les tocó su tiempo de vida en este mundo.

Eran mujeres dedicadas al hogar en su mayoría. Atendían a sus esposos y a sus hijos, preparaban la comida, aseaban la casa, remendaban ropa, bañaban y vestían a los más pequeños, algunas salían a trabajar para contribuir a la economía doméstica, y sobre todas las cosas, proveían al hogar de armonía y amor sin límites.

La joven influencer, siendo una chef consumada, decidió un día comenzar a subir videos sobre sus actividades en la cocina. Con una voz suave y aterciopelada, explica paso a paso la preparación de platillos suculentos a la vista, dejando claro su destreza culinaria a pesar de su corta edad.

Sus problemas comenzaron cuando empezó a mostrar el destino final de los platillos que preparaba: su novio.

Todo lo que prepara en sus videos tienen el propósito de alimentar a su joven novio a quien adora. El joven se muestra siempre halagado y muy agradecido por los detalles, mostrando gran apetito mientras se come todo lo que la novia le prepara, sin titubear, saboreando las entradas, los platos fuertes y los postres.

Esto ha desatado la furia de la comunidad feminista.

La están atacando con todo su arsenal de insultos progresistas. La tachan de sumisa, de ofrecida, de vendida, de pusilánime, de no representar a la mujer fuerte y empoderada, de traicionar a las mujeres, de querer regresar a un tiempo que ya fue superado, etcétera, etcétera.

Algunos de los insultos llegan también de hombres que apoyan al feminismo.

En una entrevista reciente, Roro declaró que no entiende las reacciones negativas de tantas mujeres. Ella insiste en que solo hace lo que le gusta: preparar comidas para su novio, mostrarle su amor, cuidarlo, protegerlo y velar por el. A cambio, dice la joven, mi novio es el hombre más dulce, bueno y generoso que he conocido, me cuida, me procura, me respeta y su familia entera me quiere mucho. ¿Qué hay de malo en todo eso?

No hay nada de malo. De hecho, la joven Roro refleja con su conducta una educación tradicional, en la que el rol de la mujer está centrado en las dinámicas tradicionales de antaño, en las cuales la condición de ser mujer se manifestaba, entre otras formas, en atender al hombre amado.

Sin embargo para las feministas progres, esto es una traición al movimiento de liberación del patriarcado hetero-parental, ese que ha mantenido a la mujer sometida durante miles de años y que ha significado sufrimiento, humillación, maltrato y en ocasiones, la muerte.

Como es de esperarse, las reacciones están divididas. Hay sectores que la defienden, y que ensalzan la figura femenina como la creadora de vida, la proveedora de amor y armonía, la que alimenta a su descendencia y a su marido, y que aparte tiene que arreglárselas para mantener el equilibrio en el hogar.

Es cuestión de generaciones, de eso no hay duda.

Esto nos lleva a la pregunta clásica, emitida por primera vez hace casi un siglo por la escritora Simone de Beauvoir: ¿Qué es una mujer? ¿Qué significa serlo? ¿Según quién y en base a qué? ¿Cuál es la naturaleza femenina? ¿Existe alguna?

Las respuestas a estas y otras preguntas, las podemos encontrar en su libro titulado: El Segundo Sexo.

Desde entonces, algunas de estas posturas se han radicalizado hasta llegar al feminismo extremo de hoy día.

En la actualidad, para un amplio sector de mujeres que defienden el feminismo y rechazan la figura tradicional de la mujer, esta solo alcanza su estatus como tal cuando logra emanciparse y empoderarse al grado de no depender en lo absoluto de un hombre, de ningún hombre.

Es por eso que les indigna el contenido audiovisual de la joven influencer. Algo que para las personas de mi edad resulta lo más normal, hoy día es fuente de rechazo y escándalo.

El feminismo clásico, en mi opinión, se sustenta sobre ideas justas: la defensa de la mujer, el rechazo a todo tipo de violencia por parte de los hombres, la defensa de sus derechos, la igualdad ante la ley y en el trabajo, entre otras cosas. Las leyes deben proteger a las mujeres y educar a las nuevas generaciones de varones. Cada hombre debe asumir el compromiso de reaprender a conducirse de manera correcta y educada con cada mujer que interactúe.

Esto no está sujeto a discusión ni a debate.

Pero rechazar a una joven que, fiel a su formación tradicional, busca agasajar a su novio poniendo a su alcance sus habilidades culinarias, resulta extremo aunque no extraño a los signos de los tiempos actuales.

Y tú querido lector/lectora, ¿Qué opinas?

No hay respuestas buenas ni malas, solo opiniones personales que son a su vez producto de nuestra educación, edad, forma de entender el mundo y de entendernos a nosotros mismos.

¿Apoyas a la influencer o estás en contra?

 


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