¿Yo te chiveo? | ¿En serio?

 



¿Yo te chiveo? ¿En serio? ¿Yo?

Es todo lo contrario, ¡hermosa!

Yo necesito alas en mis pies para elevarme a tu altura, verte de frente, admirarte, regocijarme, y descender nuevamente al humilde lugar que me corresponde.

¿Yo te chiveo?

¡Tu me chiveas a mí!

Tu eres capaz de chivear a cualquier ser humano que camine sobre la tierra. Con tus ojos color avellana hipnotizas a hombres y mujeres, a las aves de la montaña, a las nubes que te miran sonrojadas.

Con tu sonrisa espontánea, puedes detener el viento y deslizarte sobre él. Con tu sinuoso caminar iluminas los campos y rindes a tus pies a las poderosas tormentas. 

Eres impetuosa, enigmática, alegre, y ruidosa.

Grillos y colibríes se alimentan en tu delicada mano, extendida por los aires.

Poseidón, dueño y señor de los mares, se inclina derrotado ante tu presencia.

Pléyades y Musas rumian su furia desbordada ante tu imponente figura. 

Mujer hermosa, nacida de la belleza, vives en la belleza… eres belleza.

Has venido a este mundo para enaltecerlo y elevar los sentidos paupérrimos de una camada de hombres y mujeres que caemos cada día rendidos ante tí.

Y yo, al igual que muchos, al igual que todos, quedo embelesado por la mirada fugaz, la sonrisa amena, y el enervante sonido de tu voz cuando me hablas y me dices hola, como estás.

 


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