La Sustancia | Una película diferente.

 



Estrenada en los principales cines del país hace ya un par de semanas, la película La Sustancia continua manteniendo altos niveles de audiencia en las salas, y no es para menos.

Escrita, dirigida y producida por la directora y guionista francesa Coralie Fargeat, logró instalarse en el festival de Cannes 2024 con gran éxito. Aclamada por la crítica especializada como una película que explora las narrativas del cine de terror clásico combinado con pinceladas de humor negro.

Estamos ante una película diferente, vanguardista, que mezcla elementos visuales minimalistas en los que predominan los espacios amplios, monocromáticos y profundos. Los diálogos y los desplazamientos de los actores están diseñados para crear una atmósfera densa que poco a poco desarrolla una vorágine de situaciones, imágenes y diálogos dantescos que rayan en lo absurdo y lo grotesco.

La Sustancia plantea varios temas en su desarrollo los cuales expondré brevemente para no incurrir en el tan odiado spoiler.

La búsqueda de la eterna juventud.

El personaje principal (protagonizado por Demi Moore) es una bella y talentosa actriz que sufre los estragos sociales del inevitable paso del tiempo. De poco sirven su régimen alimenticio y estilo de vida saludable, un cuerpo envidiable y un hermoso rostro; sus días en el mundo del espectáculo visual están contados y eso le produce un estrés y una indignación difíciles de imaginar por el espectador.

La oportunidad se le presenta gracias a los avances de la ciencia y elige tomar el camino que esta le propone para crear una réplica de sí misma pero en una versión joven: cuerpo distinto, misma esencia. Cuerpo diferente, pero sigue siendo la misma persona. Dos cuerpos distintos sometidos a los deseos de una misma conciencia.

Este planteamiento nos remonta a la aclamada novela “El retrato de Dorian Gray” escrita a finales del siglo XIX por el escritor irlandés Oscar Wilde. Un hombre joven y atractivo que decide pactar con el maligno para mantener su aspecto juvenil sin importar el paso del tiempo. La única condición que pone el maligno es que se mande hacer una pintura de cuerpo completo (un retrato), en la cual se manifestará paulatinamente su envejecimiento.

Pasan las décadas, la gente a su alrededor envejece progresivamente mientras miran con estupor al siempre joven Dorian Gray. Este, por su parte, vive atormentado por la imagen cada vez más decrépita del cuadro que se mandó hacer en su juventud. El final se lo dejo al lector para que se anime a leer esta obra cumbre de la literatura universal.

¿Quién soy en verdad?

Regresando a la película, queda claro el tema central de esta: la desaforada búsqueda de la eterna juventud llevada hasta sus últimas consecuencias. El tema en sí no es nuevo, pero esta cinta lo trata con originalidad y somete al espectador a un guion estridente, exuberante, y con un final francamente sádico y fuera de control. No apto para espíritus sensibles.

Sin embargo, la película plantea otro tema que quizá pase desapercibido: la identidad.

La identidad ha sido objeto de debate filosófico desde la antigua cultura grecorromana e incluso antes. ¿Quién soy en verdad? ¿Qué o quién define lo que soy? ¿Soy mi cuerpo o soy mi mente? ¿O soy el espíritu que mueve a mi cuerpo?

Cuando dos personas dialogan, ¿Quiénes son los que dialogan? ¿Los cuerpos, o las mentes conscientes encerradas dentro de los cuerpos?

A lo largo de toda la película se repite una y otra vez la siguiente sentencia: Tú y tu versión joven son la misma persona.

Dos cuerpos intercambiables para una misma persona…o una misma mente, o alma, o espíritu.

No diré más querido lector, mejor ve a verla y hazme saber tus comentarios.

 

Nota adicional:

Suelo ir al cine solo, pero para esta película tuve la fortuna de ir con un grupo de amigas entrañables que enriquecieron mi experiencia con sus puntos de vista y opiniones acertadas. Por todo eso ¡Mil gracias!

Sigamos contando historias.

 


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