Marcelo, el rufián carismático.

 



El mundo se cae a pedazos mientras un amplio sector de la población mexicana se trenza en un debate sobre la salida de Marcelo del show cómico-mágico denominado La Casa de los Famosos.

La guerra en Ucrania se recrudece. El presidente ruso Vladimir Putin lanza drones y misiles a la población civil de Kiev y se presenta ante el mundo como el paladín de la justicia. Es el gran ídolo de las alas radicales de la izquierda mexicana; ignorando que la Rusia de Putin es una dictadura en toda forma, pero no de izquierda.

Pero por favor no olvidemos que…

Marcelo es un tipo grosero, intimidante y solo crea negatividad en la casa. Bueno, eso dicen sus detractores.

La guerra en el medio oriente no tiene fin. Cruentas matanzas de un lado y otro se realizan ante los ojos del mundo. Nada ni nadie los puede detener. Palestinos e Israelíes luchan una guerra a muerte.

Pero por favor tengamos muy en cuenta que…

Marcelo es un tipo con una inteligencia superior, fuera de lo común, que juega perfectamente su papel dentro de la casa. Bueno, eso dicen sus admiradores.

El dictador de Venezuela, Nicolas Maduro (apodado el burro Nicolai) se ha robado nuevamente las elecciones, se ha enemistado con medio mundo, persigue y encarcela a sus opositores políticos, y ha prometido acabar con los líderes de la oposición. En México el influencer y pseudo intelectual Ruzzarin lo aclama y defiende.

Pero sobre todas las cosas…

Fue una injusticia la salida de Marcelo, pobrecito.

México enfrenta una de sus peores crisis sociales con el tema de la reforma judicial. Los estudiantes han salido nuevamente a las calles a protestar en masa. El principal proveedor de ingresos de la nación, Estados Unidos, ha amenazado con replantear el T-MEC y los inversionistas internacionales han lanzado una fuerte advertencia al gobierno de México en caso de que se concrete la reforma. Las consecuencias pueden ser funestas para el país.

Es preocupante, claro que lo es, pero…

Necesitamos saber si Marcelo va a regresar a la ciudad de México para dar una conferencia y disculparse públicamente por todas las ofensas lanzadas a sus compañeros de la casa. Hay muchos corazones rotos, dicen.

Como México no hay dos.

México, pueblo mágico y surrealista.

Y como buen mexicano que soy, aquí voy con uno de mis mantras clásicos: pos ya que.

Hablemos de Adrián Marcelo pues.

Para los que vivimos en la zona noreste del país no es ninguna novedad lo que hizo Marcelo en la casa de los famosos. Ese es su estilo, es su forma de ser. Así ha logrado ganarse un selecto público que lo sigue y le celebra todas sus estupideces. Algunas son bastante lamentables.

Mencionaré un ejemplo.

Recientemente le dijo a uno de sus invitados que lamentaba profundamente su situación, y que le deseaba una pronta resignación a él, a sus padres, y a sus hijos. Cuando el invitado le preguntó extrañado de que estaba hablando, Marcelo le respondió señalándole su calvicie (era calvo): pues es que veo que tienes cáncer güey, y yo me solidarizo contigo.

El invitado, sorprendido y enojado, le respondió que no estaba enfermo, que solo se había rapado por gusto.

Marcelo fingió sorpresa y se disculpó. El lenguaje corporal y la expresión facial de Marcelo no dejaron lugar a dudas. Utilizó una enfermedad terrible, que provoca miles de muertes al año, para burlarse de su calvicie.

Esta es la comedia que realiza Marcelo.

Después, cuando llega el contragolpe, sale siempre a disculparse, a decir que todo es show, que es humor negro, que solo la gente inteligente entiende y que el nunca lo hace con la intención de ofender y mucho menos de lastimar a alguien.

¿Es Marcelo un psicópata enfermo cómo señalan algunos?

No lo sé, eso requiere un diagnóstico clínico.

Lo que si se es que esa es la clase de comedia que maneja y le va muy bien, vende mucho. Tanto que lo reclutaron para el programa más visto en toda la república. ¿Por qué? Por el rating. Solo por eso. Poderoso señor don Rating.

Esto último es, en mi opinión, lo más preocupante.

Un persona diciendo estupideces en cadena nacional es una cosa.

Un millón de personas aplaudiéndole y debatiendo sobre él, es otra muy distinta. Personas manipuladas por una empresa de espectáculos cuyo único fin es generar ingresos, casi al costo que sea.

Y tú querido lector, ¿qué opinas?

 

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