Te estas pasando.

 


En la colonia donde vives no se habla de otra cosa.

Mañana, tarde y noche eres tema de conversación entre los ilustres miembros de la comunidad del faro encendido.

Unos afirman que sí, otros que no, y algunos cuantos insisten que solo un poco.

Entre afirmaciones y negaciones, todos coinciden en algo:

¡Te estas pasando!

El grillo Mackenzie fue el primero en protestar…ahora no puede dormir por las noches, solo piensa en ti.

Maki la ardilla tembló de envidia cuando te vio salir temprano vestida en tus leggins ajustados. Sabe que nunca será tan bella como tu…y te admira en secreto, muy en secreto.

El gato del departamento 7, ese presumido que no le habla a nadie, ronronea cada noche cuando te ve llegar…te ama con locura pero no se atreve a confesártelo…es muy orgulloso y pedante.

El hámster de la señora de enfrente se derrite cuando lo miras y le haces cariñitos… sueña despierto contigo y anhela un día correr sin parar para ti… solo para ti.

El loro Claudio espera ansioso que le vuelvas a dirigir la palabra; tiene nuevos chistes y los hizo solo para ti.

Priscila, la gaviota reina de la playa, casi se desmaya el otro día cuando te vio entrar al agua en tu bikini de dos piezas. Ya se corrió la voz. Asegura que nunca antes mujer más bella había caminado por esas playas.

Paquito, el colibrí que vive en la plaza por donde caminas todos los días, se niega a abandonar el lugar. Ya no hay más flores con néctar pero prefiere morir de hambre antes que dejar de ver tu sinuoso caminar.

Entre los siete crearon su grupo de WhatsApp…y solo hablan de ti.

—¿Soy yo o es mi imaginación? —preguntó el grillo Mackenzie— ¡Juraría que está más bella que nunca!

—No es tu imaginación amigo —respondió el hámster— ¡Está más hermosa que nunca! ¡Y yo soy su consentido!

—¡Tu que vas a ser su consentido! ¡A callar! —respondió enojado el gato del departamento 7.

—No es la misma de hace un año, eso te lo firmo. —intervino Priscila, la gaviota de la playa— Ha embarnecido de una manera que uff… bella entre las bellas, poderosa, belicosa, y muy divertida. Ninguna de sus amigas la iguala.

—Pues de algo si estoy muy segura —afirmó la ardilla Maki.

Todos callaron esperando la confirmación.

—¡SE ESTÁ PASANDO! —exclamó Maki— ¡Se está pasando!

—¿Se está pasando de qué? —preguntó el loro Claudio, quien había permanecido callado.

Nuevamente todos callaron y esperaron largo rato la respuesta.

Finalmente Maki respondió:

—¡SE ESTÁ PASANDO DE BUENA!


La euforia se desbordó por completo y todos comenzaron a hablar y a gritar al mismo tiempo. No se entendía nada de lo que decían. La ardilla Maki hizo un llamado a la cordura pero nadie le hizo caso. Priscilla, la gaviota, le reclamó airadamente:

—¡Mira lo que provocas con tus comentarios fuera de lugar!

—¡Nada de fuera de lugar! ¡Se está poniendo bien buena! No es mi culpa que estos no se puedan controlar.

La discusión subió de tono entre el hámster, el grillo Mackenzie y el gato del departamento 7.

Cada uno aseguraba que te conquistarían con una canción. Cada uno aseguraba que llegarían a tu corazón de la mano de sendas canciones que habían compuesto para ti…solo para ti.

El primero en atacar fue el hámster.

Sin decir agua va, soltó su rola en el grupo de WhatsApp, confiado de que nadie podría superarlo:


Cuando terminó la canción, Maki y Priscilla lloraban de la emoción y aplaudían con frenesí.

—¡Bravo hámster! ¡Te volaste la barda! Con esa rola cae porque cae.

Los ojitos del hámster estaban húmedos y aunque lo intentó, no pudo articular palabra por la emoción. Confiaba en que ahora si te fijarías en él.

El grillo Mackenzie, ni tardo ni perezoso, aprovecho la confusión y soltó su rola sin avisar:


Todos estaban impresionados. De cualquiera se hubiera esperado semejante rola, menos del grillo. Los tenía acostumbrados al mismo sonsonete todas las noches y no entendían de donde le había llegado tanta inspiración. El mismo hámster tuvo que reconocer que su rola era muy cursi comparada con la del grillo Mackenzie. Ya valió madres se dijo para sus adentros.

Lo que pasó después querida amiga, es un secreto a voces. Causó tanta conmoción que nadie se atreve a contarlo. Yo mismo tuve que aplicarme a fondo para averiguar lo acontecido. Nadie quería hablar. El grillo Mackenzie me dejo hablando solo; Maki la ardilla dijo que ella no se acordaba de nada; Paquito el colibrí salió huyendo cuando le pedí que me contara la historia.

Tuve que sobornar al loro Claudio con una bolsa de cacahuates y almendras, y a regañadientes me contó lo sucedido.

Cuando ya todos se habían calmado un poco y debatían quien era el ganador, apareció el gato del apartamento 7 y sin pedir permiso, dándose aires de superioridad, soltó en el grupo su propia rola, pensada para ti, escrita para ti, dedicada con el corazón en la mano a ti…solo para ti:


Desde ese día nadie ha vuelto a saber nada del gato.

Su dueña está desesperada.

Dicen que lo han visto en la Álvaro Obregón durante la medianoche, pisteando a escondidas, rumiando su amor desmedido por ti…contando a los transeúntes su historia de amor no correspondido.

Dicen que grita a todo pulmón que solo vive por ti.

Sus amigos de la comunidad del faro encendido confían en que pronto volverá.

Los gatos siempre vuelven dicen.


Por eso te vuelvo a preguntar querida amiga: ¿acaso no te das cuenta de lo que ocasionas con tanta belleza? ¿No crees que te estas pasando?

El amor apasionado es un embrujo fatídico del que solo se sale moribundo, a rastras, deshecho y sin ilusiones. Solo basta ver al gato del apartamento 7.

Cuando parece que ya lo hemos visto todo, siempre hay alguien que nos vuelve a sorprender. ¿Y qué crees?

El gato no es el único que ha perdido la razón por ti. Además del grillo y el hámster, un nuevo personaje se apuntó solito en la lista de tus enamorados: el loro Claudio.

Despechado porque no le contestas las llamadas ni le das Like a sus chistes en Facebook, ha decidido jugarse el todo por el todo y siguiendo los pasos de sus rivales, también te compuso una canción.

Pero no creas que la mandó al grupo de WhatsApp, no que va. Sin un ápice de vergüenza, se apersonó en las oficinas de la radiodifusora 107.1 FM La Comadre y exigió hablar con la encargada. Quiere que todo mundo escuche la canción que te dedica desde lo más profundo de su corazón.

Porque en el corazón no se manda, dijo el loro, y solo Dios conoce los misterios del corazón humano, dijo también el loro.

Y si lo sabe Dios…que lo sepa el mundo.



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