Domingo de Matiné | Parte I.

 



Poza Rica, Veracruz. Verano de 1984.

Desde que tengo uso de razón la instrucción ha sido siempre clara y precisa.

Cuando se sale de paseo, al cine, a una fiesta, o a lo que sea, la instrucción es una y solo una:

¡Vayan primero al baño!

Porque en esta familia cuando se sale, se sale meado y cagado.

Es una de esas reglas no escritas que todas las familias poseen de generaciones atrás. Siempre hay que ir al baño antes de una salida.

Lo bueno, dentro de lo malo, fue que a Teto le dieron ganas justo cuando íbamos a cruzar la primera avenida del boulevard Ruiz Cortines. Ahí frente a la bodega de Ruiz del Valle se dobló del cólico, y con un rictus que daba risa indicó que ya no podía continuar.

La ida al matiné se cancelaba…por un rato.

El regreso a casa de mi abuelita Pompo fue caótico.

Eran vacaciones de verano y todo mundo se había apuntado para ir:

Mis primos Tavo y Paty, mi hermana Nancy, mis primitas Dorita y Adelita, Chucho y Erik, José nos alcanzó antes de llegar al boulevard, mis primas Anita y Erica que nos visitaban de Victoria, Andresito, Mónica y Anabel…y Teto.

Al mando de la comitiva: mi adorada tía Dora. Siempre mi tía Dora. Nancy le hacía segunda en el mando y cuidaba que no se separaran unos de otros.

Los primitos Cerbatana de paseo al matiné.

El primero que nos vio entrar fue mi tío Héctor.

Recostado en su cama al pie de la ventana del segundo piso, mi tío veía con asombro a todos sus sobrinos y sobrinas con caras largas, enojados y desesperados. Aun faltaba media hora para que iniciara la función de las 10am. Pero las esperanzas de regresar y llegar a tiempo eran muy bajas.

La más enojada era mi prima Adelita. A su tierna edad ya era un cerillo consumado, mechita corta. Durante el trayecto de regreso le dio varias patadas a Teto por cag...

La situación se agravó porque los dos baños estaban ocupados.

El del segundo piso por un tío que acababa de entrar…y no planeaba salir, y en el de abajo se estaba bañando Gudelia, la joven del Tajín que ayudaba en las labores domésticas.

Había casa llena ese domingo en casa de mi abuelita. Tíos, tías, mi mamá y algunas amistades charlaban animadamente. Casi todos estaban en la recámara de mi tío Héctor.

La encargada de explicar lo acontecido fue mi prima Dorita.

Paradita frente a la concurrencia, procedió a explicar los hechos.

—Ay Tío, pues ¿cómo le explico?

—Como es hija, así nomás, como es —contestó mi tío Héctor.

Todos escuchaban atentos.

—Pues resulta que a Teto le dieron ganas tío.

—¿Ganas de qué hija?

—Pues…ganas, ya usted me entiende.

Mi abuelita Pompo lo entendió de inmediato, frunció el ceño y comenzó a regañar a Teto.

—Desde la mañana te dije Teto, que fueras al baño.

Teto realizaba una curiosa danza para mitigar el cólico. Gudelia ya se estaba apurando para salir.

—No, no, a ver hijita, ¿qué hizo Teto? —insistió mi tío.

Dorita comenzó a reírse y respondió:

—Mejor pregúnteme que no hizo jijijiji.

Mi abuelita juraba que la noche anterior Teto se había cenado 15 empanadas de queso fritas, con frijoles y salsa verde…y se había quedado con hambre.

La misma Gudelia se lo advirtió con ese estilo tan peculiar:

—Mañana te vas a estar cagando cabrón.

A lo que Teto respondió:

—Ja.

Gudelia salió finalmente del baño y Teto entro despavorido.

Y dio inicio la cuenta regresiva…

El reloj marcaba justo las 9:20am.

Aun había esperanzas.

—De aquí a la parada del trolebús…mmm unos 5 minutos si nos vamos corriendo —exclamó Erik.

Mi hermana Nancy confirmó:

—Agreguémosle unos 10 minutos en lo que llega el bus y unos 10 minutos más en lo que llegamos a la bajada, y de ahí unos 5 minutos hasta la entrada del Cine Hidalgo.

—Ahí ya van 30 minutos —intervino mi prima Anita— Ahora todo depende de Teto.

Todos corrieron a la puerta del baño a exigirle que se apurara.

¡Por favor apúrate!

¡Ya rápido!

¡Ya córtale!

¡Vas a tapar el baño!

Mis primos Tavo y Paty se doblaban de la risa.

Adelita, la mechita corta, aprovechó la ocasión para darle una patada a la puerta del baño. Era de lámina galvanizada y se escuchó en toda la vecindad.

Y tal como lo vaticinó mi prima Anita, 10 minutos después Teto salió del baño con una enorme sonrisa en su cara, sobándose el estómago con satisfacción y totalmente dueño de la situación.

Entró a la sala y pidió un vaso de agua.

Al terminar de beberlo miró a todos y exclamó:

¡Que estamos esperando! ¡Vámonos ya!

 

Los primitos Cerbatana intentarían llegar a tiempo a la función de matiné que se engalanaba con el estreno de la película: El Santo y Blue Demon VS el Doctor Siniestro.

 

Continuará…

 


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