El Mito de Narciso.
![]() |
crédito imagen: pixabay-deeznutz1 |
La mitología grecolatina es rica
en historias que abordan la condición humana desde todas sus facetas. La
historia de Narciso es una de ellas.
Narciso era un joven semidios extremadamente
bello. Sus rasgos faciales eran perfectos, su cuerpo era atlético y bien
proporcionado, a la usanza griega. Era hijo de una diosa y un humano. Su
belleza era legendaria y muchos (hombres y mujeres) caían rendidos a sus pies,
enamorados y mal correspondidos.
Narciso era altanero, petulante y
vanidoso. Sabedor del efecto que su belleza producía en los demás, no cedía
ante los requerimientos amorosos de nadie. Mujeres hermosas se volvían locas o
morían de tristeza por no alcanzar ni siquiera una migaja de su atención.
Una de esas mujeres, despechada,
le suplicó a la diosa Némesis que castigara a Narciso. Su belleza y arrogancia
debían ser castigadas.
Némesis, en la mitología griega,
era la diosa de la justicia, la venganza, el equilibrio y la fortuna. Indignada
por tanta arrogancia de Narciso, decidió hacer justicia a todas las mujeres que
sufrían por sus desplantes.
La diosa lo llevó con pretextos a
la orilla de un río y le pidió que posara su mirada sobre la superficie
cristalina. Narciso, al ver su rostro reflejado en el agua, quedó profundamente
impresionado por lo que veía, y terminó enamorándose de su propio reflejo.
Su amor se convirtió en pasión
desmedida y no se separaba del rio ni de noche ni de día. Una tarde,
enloquecido de amor, decidió lanzar un último intento por conquistar su reflejo.
Al ser ignorado, se clavó una espada y murió desangrado.
Y de esa manera regreso el orden
y el equilibrio entre los habitantes. Ya no tendrían que sufrir nunca más ante tanta
belleza y tanto amor no correspondido.
Esta historia puede parecer banal
e incluso ridícula, pero no lo es.
El mito de Narciso propone un análisis
profundo de la naturaleza humana, con fuertes tendencias a la exaltación del Yo
y la autocontemplación. Es un grito de advertencia ante la infame tendencia a
sobrevalorarnos y creernos lo que no somos.
En la antigua Grecia se utilizaba
como un recurso pedagógico para enseñar ética y moral a las juventudes, haciéndoles
ver que no debían desperdiciar su tiempo en banalidades y en cambio debían dedicar
sus mejores años a educarse, a trabajar, a prosperar y a esforzarse por ser
mejores personas.
Epílogo:
¿En que invierten su tiempo las
nuevas generaciones de mexicanos y mexicanas?
¿Cuánto tiempo le dedican al
estudio, al trabajo y a esforzarse por mejorar?
¿Cuánto tiempo le dedican a las
redes sociales?
¿Cuánto tiempo dedican a eso que
llaman crear contenido? Fotos y videos en TikTok, Instagram, etcétera.
¿Cuántas horas al día se la pasan
viendo memes, dando y recibiendo likes y comentarios?
Hoy en día la batalla es por los LIKES.
Mientras más Likes acumulen y
mientras más seguidores tengan en redes, mayor es su sensación de éxito y prestigio
social.
Las estadísticas son alarmantes.
Según datos recientes, los jóvenes en México pasan en promedio alrededor de 8
horas diarias conectados a internet. La mayor parte de este tiempo se destina a
redes, entre las que destacan TikTok e Instagram.
Yo te pregunto a ti querido
lector/lectora:
¿Podrían ser los Likes la versión
moderna del antiguo mito de Narciso?
¿Qué opinas?
Comentarios
Publicar un comentario