La Celebración de la Navidad | Orígenes y Significados.

 

créditos de imagen: pixabay y geralt.



Se acercan las fiestas navideñas y todo mundo a su manera, y de acuerdo a sus bolsillos, se preparan para celebrarla. La cena de navidad es un emblema de unión familiar, de amor y armonía, de fiesta y regalos, de reencuentros y reconciliaciones. No hay momento más hermoso que la nochebuena y la natividad de nuestro señor Jesucristo.

Esta es una tradición que debemos proteger y perpetuar, transmitirla a las nuevas generaciones y enseñarles a recogerse en casa con sus padres, abuelos y demás familiares.

¿Qué celebramos el día 25 de diciembre?

El nacimiento de Jesús de Nazareth, el Cristo, el redentor y salvador de la humanidad.

Su llegada al mundo marcó un parteaguas en el devenir histórico del mundo. Hay un antes y un después. Con su llegada se cumplen las antiguas profecías del profeta Isaías. Ha llegado un salvador. Son los tiempos del Dios Altísimo, el único y verdadero Dios hecho hombre por la gracia de su amor hacia su máxima creación.

¿Nació Jesús el día 25 de diciembre?

Como creyentes respondemos con un sí rotundo; por eso lo celebramos. Pero haciendo honor a la verdad, y haciendo justicia al mandamiento del apóstol Pablo en relación a escudriñarlo todo y buscar siempre la verdad, debemos replantearnos la respuesta. (Tesalonicenses 5:21).

Bajo esta óptica debemos responder que no hay evidencias históricas ni arqueológicas de que Jesús haya nacido la noche del 24 de diciembre, para amanecer el 25. Ni siquiera los Evangelios ofrecen una evidencia sólida.

El nacimiento de Jesús se menciona en dos de los cuatro evangelios: Mateo y Lucas.

El Evangelio de Mateo no hace referencia alguna de la fecha, solo el lugar: Belén de Judea, al sur del actual Israel.

El Evangelio de Lucas tampoco hace referencia alguna de la fecha, pero aporta dos hechos muy significativos:

En el capítulo 2:1-7 se menciona que el emperador romano Cesar Augusto ordenó un censo en todo el imperio, del cual Galilea, Samaria y Judea eran parte. José, padre de Jesús, se trasladó con su familia al sur, Belén, para cumplir con esta obligación cívica. Estando ahí, María dio a luz a su hijo. (Lucas 2:1-7).

La tradición nos dice que Jesús nació el 25 de diciembre, es decir, justo al inicio del invierno. Desde épocas prehistóricas el invierno ha sido un periodo en el que los pueblos se guardan y luchan por sobrevivir a las inclemencias del frio.

¿Es razonable que el emperador romano ordenara un censo en pleno invierno?

Siguiendo con la narración, encontramos el siguiente pasaje:

“En esta misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar sus rebaños” (Lucas 2:8).

¿Dónde permanecía la gente la mayor parte del tiempo durante el invierno?

Las actividades de toda índole disminuían y en algunos casos se ponían en pausa hasta la llegada de la primavera. No había expediciones comerciales ni militares, se limitaba la navegación y la gente permanecía encerrada durante largos periodos, invernando.

Los animales se protegían en establos, cuevas o cualquier construcción que los resguardara del frío. Los alimentos se almacenaban en graneros para impedir que el frio los destruyera. Eran circunstancias de supervivencia.

 Es muy poco probable, por no decir imposible, que en invierno hubiera “pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar sus rebaños” como lo indica Lucas en su evangelio.

Estas y otras conjeturas han llevado al debate entre teólogos e historiadores laicos sobre la autenticidad de la fecha de nacimiento de Jesucristo.

La mayoría concluye, en base a evidencias y conjeturas lógicas, que es muy poco probable que Jesús de Nazareth haya nacido a finales de diciembre. Algunos van más lejos y conjeturan que Jesús debió nacer durante el verano. Lo que sabemos con certeza es que los Evangelios no indican la fecha exacta.

Si es así, entonces ¿Por qué celebramos su nacimiento el día 25 de diciembre?

Para esbozar una respuesta debemos primero establecer que el 25 de diciembre era la fecha en que el sol comenzaba a ganarle minutos a la noche invernal. Cuatro días antes (el 21 de diciembre), se vivía el día más corto del año, el día en que la noche se imponía al sol en duración. Era el día en que el sol tardaba más en aparecer por las mañanas y se iba muy rápido por las tardes. A este fenómeno se le denominaba Solsticio de Invierno.

Todas las culturas de la antigüedad, desde mucho antes de la aparición del cristianismo, celebraban el 25 de diciembre como el renacimiento y triunfo del sol sobre la noche. Era el inicio del fin del gélido y mortal invierno, y el renacimiento de un nuevo ciclo de vida, una nueva oportunidad para las cosechas y el ganado, y una nueva oportunidad para vivir un año más.

En la Roma imperial existía una celebración para todo esto, se le denominaba la fiesta del Sol Invictus, ocurría el 25 de diciembre y era una celebración ritual para celebrar a los dioses solares, es decir, a las deidades identificadas con el sol.

En el siglo III de nuestra era, cuando el cristianismo era aun una religión perseguida por el imperio romano pero muy diseminada ya entre la población, apareció un personaje de nombre Sexto Julio Africano, escritor e historiador nacido en 160 DC en la ciudad de Aelia Capitolina (nombre con el que se designo a Jerusalén durante este periodo).

La tradición histórica le atribuye el haber sido el primer historiador que vinculó el nacimiento de Jesús con la fecha del 25 de diciembre. El significado era simbólico, otorgaba a Jesús un nacimiento en pleno día en que el Sol emergía triunfante sobre la noche; era el triunfo del Cristo sobre la oscuridad.

Posteriormente, ya entrado el siglo IX de nuestra era, la navidad comenzó a celebrarse dentro de la liturgia cristiana a lo largo y ancho del sacro imperio romano de occidente y en zonas del imperio romano de oriente, dando así lugar a la tradición de recordar el nacimiento de Jesús de Nazareth el mismo día en que el Sol iniciaba su recuperación sobre la noche.

Es importante remarcar que la navidad no se celebraba como se hace en la actualidad. Esta era una fiesta litúrgica, la gente no se reunía en familia para cenar y beber, ni para intercambiar regalos. Esto es producto de los tiempos modernos.

En México por ejemplo, durante el periodo virreinal no había fiestas de navidad, solo la liturgia en las iglesias. En el México virreinal había otras fechas en donde si se realizaban fiestas y celebraciones comunales, tales como Semana Santa, Día de Muertos y la fiesta del Corpus Christi.

 

Conclusión.

La navidad como celebración del nacimiento del niño Jesús es un ejemplo de la riqueza cultural de los pueblos cristianos, que desde la antigüedad integraron una celebración pagana al ritual católico. Esto no le quita su significado simbólico en lo más mínimo, al contrario, lo enaltece y lo arraiga en lo más profundo del sentimiento religioso de las personas.

Es la fecha en que reflexionamos sobre nuestras vidas, nuestros éxitos y fracasos, nuestras fallas y aciertos. Es la fecha en que nos reencontramos con nuestros seres queridos, los que aún están con nosotros y los que ya partieron a la presencia del Señor. Es la fecha en que nos reconciliamos con nosotros mismos, y con el amor del Dios Altísimo en cuyo hijo fincamos nuestra fe y renovamos nuestra esperanza de un futuro mejor, en esta vida y en la que sigue.

Sigamos celebrando la Navidad como Dios manda.

 

 

Fuentes Bibliográficas:

Santa Biblia. Nueva Versión Internacional.
Enciclopedia Británica.
Instituto Nacional de Antropología e Historia.
National Geographic History.


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