El segundo mandato | Discurso inaugural.
20 de Enero del 2025.
El reciente ganador de las elecciones
presidenciales de los Estados Unidos de Norteamérica realizó esta mañana el
juramento y la toma de protesta que lo acreditan como el nuevo presidente de la
república.
Donald Trump llega a un segundo
mandato dejando tras de sí una serie de conflictos que pusieron en entredicho
su capacidad para ganar las elecciones. Nada lo pudo detener. El pueblo
estadounidense votó mayoritariamente por él, dejando muy claro lo que quiere; y
el mundo ahora se prepara para vivir la nueva era Trump sobrecargada.
En su primer discurso como
presidente, Donald Trump inició confirmando algunas de sus promesas de campaña,
y para ser precisos lo hizo hablando del país vecino que se ubica al sur de sus
fronteras: México.
En efecto, las primeras palabras las
dedicó a México y lo hizo siguiendo un orden muy preciso, de memoria, sin leer
nada, hablando pausado pero firme y seguro.
Lo primero que confirmó fue el
envío de tropas regulares a la frontera sur para detener de inmediato la entrada
ilegal de migrantes. Inmediatamente después reafirmó su decisión de deportar a
millones de personas indocumentadas a sus países de origen y de reinstaurar la
política Stay in Mexico (Quédate en México) que obliga a nuestro país a
dar albergue a los migrantes durante todo el proceso de trámites, el cual puede
durar años.
Esto último obligaría al gobierno
mexicano a endurecer sus políticas migratorias en su frontera sur y en los
puertos del golfo y del océano pacífico. México no dispone de los recursos
suficientes para solventar la inmensa carga económica que el plan Quédate en
México representa.
Minutos después llegó uno de los
anuncios más controversiales: el presidente Trump confirmó su decisión de designar
a los carteles mexicanos como terroristas extranjeros. Esto generó una ovación
de pie por parte de los asistentes. Los alcances y ramificaciones de esta
decisión son muy complejas y están fuera del alcance de este artículo.
Posteriormente habló de nuevos
aranceles para México y el resto de los países que hacen negocios con los
Estados Unidos, remarcando el hecho de que pretende recuperar el liderazgo
mundial en la manufactura de bienes y servicios. Esto significa, en términos llanos,
la repatriación de plantas de manufactura estadounidenses dispersas en todo el
orbe, principalmente en China, y también México.
A este respecto hizo énfasis en
el hecho de regresar las fábricas de autos estadounidenses a su territorio. Esto
último tiene un impacto muy fuerte en México. La exportación de autos y
autopartes a los Estados Unidos es uno de los principales generadores de
divisas para nuestro país. Si esto se consolida, México perdería cientos de
miles de empleos especializados.
Después confirmó una más de sus promesas
de campaña: cambiar el nombre del Golfo de México a Golfo de América. Para los ciudadanos
estadounidenses la palabra América no se refiere al continente, ni siquiera al
bloque de América del Norte (integrado por México, Estados Unidos y Canadá). América
significa única y exclusivamente los Estados Unidos. Argumentó que es gracias a
ellos que el golfo permanece como ruta marítima pacífica y que ha llegado el
momento de que los estadounidenses reclamen su derecho a renombrarlo.
Prometió también erradicar el
movimiento Woke y la Ideología de Género. Su mensaje fue contundente: En Estados
Unidos solo pueden existir dos géneros: masculino y femenino. Se comprometió
a erradicar estas ideologías de las escuelas, oficinas gubernamentales,
empresas y del sector militar. Prometió también eliminar las censuras del estado
a la libertad de expresión. En su gobierno, afirmó, no se perseguirá a los que
opinan diferente ni se eliminará su derecho a expresarse libremente.
Es de llamar la atención el
anuncio sobre las energías verdes. El nuevo presidente expresó que su gobierno
no se alineará con las políticas internacionales que están impulsando el
reemplazo de las energías basadas en los hidrocarburos por energías limpias renovables
procedentes del sol y del hidrógeno verde. Prometió recuperar el liderazgo en
la producción de petróleo y convertirse en proveedor mundial de hidrocarburos.
Algo muy digno de mencionar fue
la presencia religiosa en la ceremonia.
Para un ciudadano mexicano esto
puede parecer raro. México es un país laico, la religiosidad no se puede
manifestar en actos públicos gubernamentales, de ninguna índole. En el país del
norte la situación es diferente. Pudimos atestiguar la participación de obispos
y cardenales católicos, pastores evangelistas y un rabino. Todos oraron por la
paz y por un mejor futuro para Estados Unidos y el mundo. Imploraron la
presencia del Espíritu de Dios en las decisiones importantes de los nuevos gobernantes.
Ante este hecho, yo me uno a
estos líderes religiosos e imploro la presencia de Dios en nuestras vidas y su
intervención en las decisiones de los nuevos líderes del mundo, de todo el
mundo. ¡Urge!
Porque al final de cuentas, todos
somos hijos del mismo Dios, todos habitamos este hermoso planeta, y todos somos
corresponsables de lo que en él ocurre.
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