Con amigas así | Carta de Ferruccio.

 



—Amiga, te veo un poco tensa ¿todo bien?

—Si amiga, todo bien. No te preocupes. Cosas de la vida, tú sabes.

—Si necesitas hablar con alguien, aquí me tienes.

Antonella se acomoda en el sillón de su casa y después de unos minutos de reflexión, se anima y le cuenta a su amiga sus preocupaciones.

—¡No se por donde empezar!

—En casos así, lo más recomendable es empezar por el principio amiga.

—¿Le viste las manos?

—¿A quién?

—¿Como a quién? Pues al Ferruccio mentado.

—Mmm la verdad no ¿por qué?

—Yo si se las estuve observando.

—¿Y que tienen sus manos?

—¡Son más blancas que las mías!

Lolis, la amiga de Antonella, se llevó las manos a la cabeza en señal de sorpresa:

—¡No puede ser! ¡No! ¡No te lo puedo creer!

—¡Te lo prometo amiga! Ese méndigo Ferruccio tiene las manos más blancas que yo.

—A ver, vamos por partes. Primero que nada, cálmate, no permitas que eso te altere. Tu eres una Reina ¡Que no se te olvide!

—Si ajá, muy reina pero el Ferruccio se pavonea mientras habla y gesticula con las manos para presumir el color de su piel. Últimamente ha estado muy crecidito, como que se cree mucho. ¿Lo has notado?

—Para nada, él así habla. Además, puede que tenga las manos más blancas que tú, ¡Pero…

—¡Ahhhhhhhh! ¡Entonces si es más blanco que yo! ¡Ahhhhh ok, está bien amiga!

Lolis comprende que la situación se le está saliendo de control. Necesita un contra argumento y lo necesita rápido:

—Escúchame con atención por favor. El podrá tener la piel más blanca porque es transparente y cara pálida. ¡No tiene color! ¡Tiene piel de calcetín blanco recién comprado! ¡Parece aspirina! Tu en cambio mi amiga, tu color es blanco europeo. Tu piel es sonrosada, oriunda de las planicies de la alta Bavaria alemana. Tu piel tiene estilo y categoría. El Ferruccio en cambio parece un duende, de esos que habitan en las cavernas y nunca les da el sol. ¿Comprendes la diferencia amiga?

Antonella ha recuperado el color y el aplomo que la caracterizan, y está lista para soltar metralla contra el Ferruccio.

—Y además está bien nalgón ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja.

—Ándale, duende color de calcetín y nalgón ja ja ja ja ja ja ja ja ja.

—¿Y te has fijado como camina? ¡Parece pingüino!

La sala de la casa se llena de carcajadas; no pueden dejar de reír. Han encontrado una causa en común y se la están pasando genial a costa del amigo Ferruccio.

Media hora después, ya repuestas de tanta risa, Antonella tiene una idea:

—¡Vamos a invitarlo el jueves a la fiesta de Maki Valdepeñas!

Lolis, sin pensarlo dos veces, responde:

—¡Excelente idea amiga!

 

Postdata:

“Con amigas así…” Atte. Ferruccio.


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