ANORA | La película ganadora del Oscar 2025.
Llegó a los cines como una
producción independiente, con actores prácticamente desconocidos, algunos de origen
ruso y una pronunciación deficiente del inglés; y con un director poco conocido.
Arrasó en taquilla en su estreno, y a principios del mes de Marzo del presente
año la vimos alzar el premio Oscar a la mejor película del año.
¿Por qué ganó?
¿Es realmente muy buena?
¿Vale la pena verla?
Para la primera pregunta no hay una
respuesta precisa. Es imposible conocer los criterios de la Academia para elegir
una película ganadora. Sabemos que intervienen factores de tipo técnico,
artístico, temático, político y mercadológico. Hubo al menos dos películas de
la terna que merecían el premio también, probablemente con mayores méritos.
Pero los resultados ahí están y es prudente continuar con las siguientes
preguntas.
¿Es realmente muy buena? ¿Vale la
pena verla?
La película es buena, de eso no hay
duda. Y definitivamente vale la pena verla.
En esta ocasión no haré reseña,
solo me limitaré a explicar mis razones por la que la recomiendo ampliamente.
Razón 1 – El tema.
Una joven bailarina que se
enamora de un cliente multimillonario y juntos hacen locuras no es un tema
nuevo. Pero el enfoque de esta película si que lo hace interesante desde el
principio. No es cualquier cliente ni cualquier multimillonario. Es un joven
extravagante y muy peculiar.
Razón 2 – El personaje
principal (la bailarina exótica).
El perfil psicológico de la bailarina
se va develando paulatinamente, a lo largo de toda la película. Te llevarás una
enorme sorpresa.
Razón 3 – Las actuaciones.
El papel principal de la
bailarina le redituó un premio Oscar a la actriz Mikey Madison. En mi opinión
personal, muy bien merecido. Su actuación es impresionante en cada una de las
escenas que aparece.
Razón 4 – Las escenas.
Hay dos escenas que ocupan una
buena parte de la trama. Tal como lo lees, dos escenas muy extensas que
mantienen al espectador al borde de la butaca. Una de ellas ocurre en la sala
del departamento donde viven la bailarina y su cliente millonario. La escena se
lleva a cabo con un ritmo in crescendo en sus diálogos y en la
intensidad actoral, provocando sorpresa, risas, enojos, lástima y más sorpresas.
La segunda escena intensa ocurre dentro
de un automóvil en el que recorren la ciudad buscando a una persona. Misma
situación, el director lleva la escena paso a paso, subiendo de intensidad,
provocando risa, indignación, compasión, más risas y sorpresas inesperadas.
A título personal, estas dos
escenas son las que hacen de esta película una gran ganadora del Oscar. El
director es un maestro en la producción de emociones.
La película no es apta para
menores de edad, incluye algunas escenas eróticas explícitas las cuales fueron
filmadas sin presencia del Coordinador de Intimidad. En la industria del cine
existe una posición (Coordinador de Intimidad) que se encarga de gestionar la
integridad física y emocional de las personas que intervienen en escenas de
sexo. Con esto se logra proteger a la mujer de cualquier exceso por parte de su
compañero actor, y de paso evitar demandas a las productoras.
La joven actriz Mikey Madison
rechazo los servicios del Coordinador de Intimidad.
Lo hizo para darle más libertad a
su coprotagonista en las escenas fuertes.
Ambos estuvieron de acuerdo y fue
así como se logró un gran realismo en dichas escenas.
Listo, no diré más.
Ve a verla y disfrútala en toda
su magnitud. Es una gran película.
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