Un héroe del siglo 20.

 


En Octubre de 1962 el mundo entero estuvo al borde de la tercera guerra mundial con armas nucleares. Un guerra que hubiera destruido amplios sectores de la población mundial. Una guerra que hubiera enviado a la humanidad al borde de la extinción y quizás al colapso de todo rastro de vida en el planeta.

En Octubre de 1962 los servicios de inteligencia estadounidenses detectaron misiles rusos con ojivas nucleares instalados en Cuba, apuntando hacia algunas de las ciudades más importantes de la unión americana.

El entonces presidente John F. Kennedy llevó a cabo la misión más importante que podía tener un ser humano en aquellos días: obligar a los rusos y a su dirigente supremo, Nikita Kruschev, a retirar los misiles y enviarlos de regreso a Rusia.

A este episodio se le conoce como: La crisis de los Misiles en Cuba.

Kennedy mostró liderazgo, valor, temple, y una enorme capacidad para manejar la presión de los rusos, de algunos sectores de su propio equipo de trabajo, y de la humanidad misma. Tomó decisiones sumamente difíciles y de coyuntura compleja con la poca información que tenía a la mano.

Y finalmente lo impensable ocurrió: los rusos se doblegaron y accedieron a retirar sus misiles nucleares de Cuba, quien era gobernada por uno de los dirigentes más miserables y perversos que ha conocido la humanidad: Fidel Castro. Ese mismo Fidel a quien tanto aman y admiran hoy día algunos pseudo comunistas en México.

En los periodicos de todo el mundo apareció el mensaje de Kennedy al ruso Kruschev: ¡Los saca usted o los saco yo! En relación a los misiles.

Kennedy emergió de la crisis como el más grande líder del mundo contemporáneo. Con una personalidad magnética, poseía el don de la palabra y era un fiel defensor de los derechos humanos universales. Se educó en la Universidad de Harvard donde obtuvo un doctorado en Relaciones Internacionales con mención honorífica. Viajero incansable en su juventud y condecorado por su heroísmo durante la segunda guerra mundial.

Realizó una visita de estado a nuestro México a finales del mes de junio de 1962. Su esposa Jaqueline Kennedy lo acompañó y ambos fueron aclamados por el pueblo mexicano. La gente se volcaba en las avenidas para verlos pasar mientras ellos correspondían con saludos y grandes sonrisas. Ambos eran de aspecto elegante y se desenvolvían con mucha clase.

Bajo su mandato se logró abolir la segregación de etnias en las escuelas, se creo el cuerpo de paz para proporcionar ayuda al resto del mundo, se impulsó la exploración hacia el espacio exterior (la llegada del primer hombre a la luna fue un proyecto iniciado por el), e impulsó la ayuda social, política y económica en América Latina.

En su discurso de toma de protesta como presidente de su país, lanzó aquella célebre frase que aun hoy retumba en la memoria de los que lo conocieron y en la de muchas generaciones posteriores: No te preguntes que puede hacer tu país por ti; mejor pregúntate qué puedes hacer tu por tu país.

El ex presidente John F. Kennedy murió a causa de un atentado en la ciudad de Dallas, Texas el 21 de noviembre de 1962. El mundo entero lloró su muerte. Una comisión especial determinó que el autor del magnicidio había sido una sola persona: Lee Harvey Oswald.

 

Hoy, 18 de marzo del 2025, el presidente Donald Trump ha ordenado que se desclasifiquen miles de documentos relacionados con el ex presidente Kennedy, incluidos los de su asesinato. Fue una de sus promesas de campaña y lo ha cumplido.

El mundo está en deuda con este gran hombre que salvó a la humanidad de una catástrofe hace más de 60 años. De alguna forma tu y yo, querido lector, estamos aquí gracias a su intervención.

Descanse en paz.

 


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