La Inteligencia Artificial Generativa y la Pedagogía Moderna.

 


La inteligencia artificial generativa (IAG) es una rama de la inteligencia artificial que se especializa en emular la cognición humana enfocada en las siguientes áreas:

—Generación de texto basado en bancos de conocimiento.

—Generación de voz a partir de texto.

—Generación de imágenes a partir de texto.

—Generación de música a partir de texto.

—Generación de video a partir de texto.

—Generación y depuración de contenidos audiovisuales completos (una integración de los elementos anteriores).

Para todo esto las empresas tecnológicas han desarrollado modelos chatbot de generación de contenido basados en programas altamente sofisticados, los cuales son sometidos a largos procesos de aprendizaje y entrenamiento (machine learning) en los cuales los algoritmos estudian miles de millones de contenidos digitales: libros, artículos, periódicos, revistas, bancos de datos, estadísticas, plataformas digitales audiovisuales, y un largo etcétera.

Podemos decir prácticamente que todo el conocimiento humano que esté digitalizado es revisado, procesado y aprendido por un modelo chatbot durante su periodo de entrenamiento.

El resultado es impresionante: Un chatbot (programa generador de IAG) capaz de responder cualquier pregunta o consulta acerca de cualquier tema, a cualquier nivel de profundidad, en prácticamente cualquier idioma. Cualquier tema que se le pueda ocurrir al lector, el chatbot lo conoce a profundidad.

Imaginemos a la IAG como una lámpara de Aladino digital. El genio de la lámpara es capaz de responder sobre cualquier tema y no solo eso. El genio es capaz de realizar una larga lista de acciones con la información que le solicitan: crear un documento, una presentación en Power Point, un reporte en Excel, un pronóstico de ventas y publicidad, un análisis histórico sobre cualquier tema, un reporte sobre astrofísica, un poema original, y etcétera al cuasi infinito.

Para el caso de los pedagogos, un programa chatbot puede generar planeaciones educativas, diseño curricular, proyectos de estudio para cualquier materia de cualquier nivel educativo (educación básica, educación media superior, licenciatura y posgrado). Es capaz también de crear código de programación para cualquier tipo de aplicación.

Dicho todo lo anterior, la pregunta clave es: ¿Cómo?

¿Cómo me puedo comunicar con la IAG? ¿Es muy difícil? ¿Requiere conocimientos de programación? ¿Está limitado a personas de alto nivel intelectual? ¿Se requieren conocimientos de ciencia y matemáticas?

La respuesta es sorprendentemente simple y alentadora:

Para comunicarse con un modelo chatbot de inteligencia artificial generativa solo se necesita saber hablar (y escribir) en lengua castellana. La misma lengua que aprendimos desde la niñez, alcanza y sobra para poder comunicarse con un chatbot.

Sin embargo, como en todo lo que involucra al fenómeno de la comunicación, existen reglas gramaticales que de manera inconsciente utilizamos para podernos comunicar eficientemente con los demás. Para escribir un texto, por ejemplo, necesitamos aplicar correctamente las reglas de gramática (ortografía, sintaxis, semántica) y así poder elaborar una oración coherente, que haga sentido a quien lo lee.

Exactamente lo mismo aplica para la comunicación con los chatbots de IAG.

En el pedir está el dar.

Mientras mejor organicemos las frases: orden, lógica, coherencia, uso de verbos, predicados, sustantivos, adverbios, adjetivos y pronombres, mejor será la respuesta del chatbot.

Veamos un ejemplo:

Imaginemos a una docente que necesita preparar una clase de geografía para sus alumnos de tercer grado de secundaria.

La docente puede realizar la siguiente petición (PROMPT) al chatbot:

“Necesito que me ayudes a preparar una clase de geografía para mis alumnos de tercer grado de secundaria”.

No hay nada malo con esta petición. Pero es muy difusa, muy vaga, muy genérica. El chatbot analizará sus bases de conocimiento sobre geografía para tercer grado de secundaria, pero al no recibir información sobre el país, ni sobre la zona, ni ningún otro detalle, elegirá un tema que probablemente no sea el que la docente espera.

Si depuramos la petición (PROMPT) de la siguiente manera:

“Elabora una clase de geografía para tercer grado de secundaria de acuerdo al plan de estudios de la Nueva Escuela Mexicana. La clase deberá contener información sobre los ecosistemas del estado de Veracruz y debe contener información para una clase lectiva de 50 minutos. Presenta la información en un formato para presentación en Power Point”.

Con esta petición la docente está siendo precisa, exacta, y objetiva. El chatbot proporcionará la información tal como se le solicita.

La clave, como se puede observar, está en la manera como estructuramos los PROMPTS. Y para eso no se necesita saber programación, ni matemáticas, ni ciencias. Necesitamos saber redactar prompts, lo cual es una habilidad profesional emergente dentro del manejo de la inteligencia artificial generativa.

Esto abre una enorme oportunidad para los pedagogos, ya que son los expertos por excelencia en el diseño de planes de estudio y de clases.  Mediante el uso adecuado de verbos, objetivos generales y particulares, recursos y demás elementos, un docente está preparado para aprender a diseñar peticiones a la IAG de manera eficaz y eficiente.

Existen diversas técnicas para desarrollar PROMPTS (peticiones). Por ejemplo: disparo cero, varios disparos, peticiones secuenciales, peticiones estructuradas, juego de roles, entre otras. Cada una de ellas nos permiten robustecer nuestra comunicación con los chatbots. Es fácil aprenderlas y solo es cuestión de practicarlas para alcanzar un dominio eficaz.

Algunos de los chatbots gratuitos disponibles en la red son: OpenAI ChatGPT, GoogleAI Gemini, Grok AI de Elon Musk, y la china DeepSeek.

Solo se necesita una cuenta de correo (google, yahoo, o cualquier otra), y crear una cuenta personalizada en la aplicación. El resto es solo práctica y más práctica.


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