Nando y la Sociedad de la Nieve.
Yo me subí a un avión y no llegué
jamás a mi destino.
Yo me subí a un avión y a los
veinte minutos de vuelo mi cuerpo yacía inerte sobre una superficie helada, en
lo alto de una montaña a más de 3,500 metros de altura.
Yo me subí a un avión y en la
caída, perdí a mi madre y a mi hermana que me acompañaban en el viaje.
Fui dado por muerto y mis amigos,
los que salieron ilesos, me acomodaron sobre la nieve junto a otros cadáveres.
Yo vi la muerte sentada junto a
mí, esperando mi último aliento para llevarme con ella.
Y de ese inmenso agujero negro,
repleto de muerte y desolación, yo me escapé con el último halo de espíritu que
tenía, y logré sobrevivir.
Yo me levanté de entre las cenizas,
recuperé mis ansias por vivir, y terminé liderando la última expedición hacia
tierra firme, en busca de ayuda para mí y mis amigos.
Y después cumplí 23 años.
Yo regresé de la montaña con la convicción
profunda de no desperdiciar la vida que me había sido devuelta. Con la
convicción de honrar con mi vida entera la vida de mi madre, de mi hermana y de
mis amigos que no lograron regresar.
Los he llevado conmigo en todas y
cada una de las rutas y caminos que he recorrido a lo largo y ancho del mundo. Han
sido mis pies y mis piernas, han sido mis manos y mis ojos, han sido parte esencial
de mi espíritu indomable.
Con ellos cargados en la bolsa de
mi corazón, logré iniciar una nueva vida, desde cero, desde la nada.
Con ellos a mi lado, conocí a Véronique,
la mujer de mi vida. Y con ella a mi lado, pude convertirme en el hombre más
feliz del mundo al engendrar a mis dos hermosas hijas que hoy por hoy hacen de
mí un abuelo orgulloso y consentidor.
He intentado vivir la vida de la
mejor manera posible, sin miedo a nada.
Mis amigos sobrevivientes y yo
creamos una sociedad allá arriba en la montaña que nos unió en mente y espíritu
para siempre, hasta el último momento.
Y es de esta sociedad sobre la que
quiero hablarles esta noche durante la conferencia.
Juntos recorreremos el camino que
realicé en la cordillera con mi hermano de espíritu Roberto Canessa; y juntos
también develaremos los misterios de esas cordilleras que los atemorizan en sus
vidas diarias. Miedos, angustias, decepciones, incertidumbres, depresiones,
ausencia de motivos, tristezas y desesperanzas.
Todo eso que te impide avanzar y
realizarte, son tus cordilleras y son también las mías.
En la siguiente hora intentaré demostrarles
que dentro de cada uno de ustedes, hay una fortaleza inmensa que está esperando
ser liberada para ayudarlos a enfrentar los retos y dificultades de la vida.
Ese es mi propósito.
Me llamo Nando Parrado, y soy
sobreviviente de la tragedia de los Andes.
Continuará…
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