Pagando Deudas.

 



Somos ochenta millones de ciudadanos y estamos dispuestos a todo para defender nuestra soberanía.

Que se escuche fuerte y que se escuche claro: ¡no nos van a doblar!

Hemos sido convocados por la líder de nuestro movimiento, una mujer venida desde los confines del reino celestial para guiarnos, mostrarnos el camino, y develarnos el plan maestro de su bienamado predecesor.

¡Somos la raza de bronce!

Hemos sido convocados para responder al llamado por la patria, a defenderla, a dar la cara por ella…a pagar lo que se deba en buena ley.

¡Para eso estamos!

Negros nubarrones aparecieron en el horizonte, reclamando el pago de una deuda que no negamos, pero que no podemos solventar con nuestros propios recursos.

Los poderosos… los dueños del mundo han dejado clara su intención de cobrarnos capital e intereses de un solo tirón. No quieren esperar más. Pagamos o pagamos.

Ochenta millones de ciudadanos hemos acudido al llamado de nuestra líder y su equipo de trabajo, y nos apersonamos en la frontera de nuestro bello país.

Ochenta millones de ciudadanos formados a lo largo y ancho del territorio fronterizo con una sola misión:

¡Pagar la deuda!

Siempre creímos que el bienestar de hoy lo pagarían nuestros hijos y nietos. Pero los malditos oligarcas del mundo quieren su dinero aquí y ahora.

Fueron días de zozobra y desesperación.

¿Cómo pagar lo que no se tiene?

¿Con qué ojos divino tuerto?

Demos gracias al divino maestro de la transformación, quien desde su lejano palacio tropical le dio al pueblo la única solución posible.

Ochenta millones de ciudadanos nos hemos formado a lo largo y ancho del territorio fronterizo con una sola misión:

¡Pagar la deuda!

Y que les quede bien claro a esos oportunistas, nuestra soberanía no se vende.

¡No nos van a doblar!

Y aquí estamos ya, formados y alineados, esperando las instrucciones finales. Grandes megáfonos se han instalado a lo largo de toda la frontera. De un momento a otro nos hablará nuestra líder desde Palacio.

Un denso murmullo humano se expande a lo largo de 2,500 kilómetros de territorio fronterizo. Los oligarcas acreedores han hecho acto de presencia y se aproximan pausadamente. Hay sonrisas malévolas en sus rostros, algunos se frotan las manos, otros se han despojado de sus prendas mientras caminan.

De pronto se escuchan las primeras palabras en las bocinas:

“Estimados hermanos y hermanas de lucha:

Estamos aquí reunidos para demostrarle al mundo, una vez más, quienes somos y de que estamos hechos.

Esta tarde llevaremos a cabo un plan para quitarnos de encima a los acreedores, de una vez por todas”

Un grito de los mil demonios se escuchó a lo largo de toda la frontera. Vítores, hurras, y porras siquitibuneras cimbraron el terreno haciendo retroceder momentáneamente a los acreedores.

“Esta tarde vamos a implementar un plan al que hemos denominado: Cuerpomático del Bienestar”

Mas porras y gritos.

“Vamos a dar la media vuelta todos, dando la espalda a los odiosos acreedores. Media vuelta ¡Ya!”.

Ochenta millones de ciudadanos hemos dado media vuelta como nos lo indica nuestra amada guía espiritual.

“Ahora, sin perder el ánimo ni la sonrisa de nuestros rostros, vamos a doblar nuestro cuerpo lo más que podamos, sin perder el equilibrio ni la emoción en nuestros corazones”.

Ochenta millones de ciudadanos dispersos a lo largo del territorio fronterizo juramos lealtad a nuestro movimiento…pero esta última petición ha confundido a muchos.

Ah cabrón, ¿y eso para qué?

Nuestra amada guía nacional, sabia conocedora de la naturaleza humana, ya tenía previsto una reacción así y vuelve a tomar el micrófono para calmarnos y exhortarnos a dar el paso final:

“No tengan miedo queridos y queridas compatriotas. Somos más grandes que todo esto, tengan confianza en mí. Saldremos de esta, ¡se los juro! Y que nadie se confunda, nuestra soberanía no se empeña ni se vende. ¡No nos van a doblar!”.

Ochenta millones de ciudadanos doblamos nuestros cuerpos sin perder el equilibrio y con la emoción a flor de piel. Tenemos confianza.

“Y ahora mis queridos conciudadanos, el paso final: con sus manitas quiero que abran sus nalguitas de par en par, sin rezongar, sin falsos pudores…¡Sin miedo al éxito!”.

Ochenta millones de ciudadanos hemos acudido al llamado de nuestra líder para defender la soberanía nacional y el honor de nuestra patria querida.

Ochenta millones de ciudadanos estamos dispuestos a cualquier sacrificio para proteger nuestra nación.

Por el megáfono se escucha de nuevo la voz de nuestra amada líder, esta vez habla en inglés:

ALL YOURS!

 

Epílogo:

Ya poniéndonos serios.

De acuerdo a datos proporcionados por el Instituto Internacional Financiero, la deuda pública de México asciende en estos momentos a 1.1 billones de dólares (mil millones de dólares) la cual representa un 55.6% del PIB nacional. Es decir, un poco más de la mitad de la economía nacional esta hipotecada en deuda, más el pago de intereses. Durante la etapa final del sexenio anterior (López Obrador), el endeudamiento se acrecentó significativamente para financiar el gasto público en el periodo previo a la elección presidencial.

Una buena parte de ese dinero prestado se ha empleado para subsidiar los programas sociales y capitalizarlos en las urnas. Para sostener este nivel de gasto, el gobierno ya no dispone de más dinero. Tendrá que continuar endeudándose o bien incrementar las tasas impositivas al consumo y a los salarios.

Endeudarse per se no es una mala práctica gubernamental. Todos los países lo hacen en mayor o menor medida, la clave está en que se usa el dinero. Países como China, Estados Unidos y algunos de la Unión Europea, tienen altísimos niveles de deuda, sin embargo sus economías son poderosas, estables, con gran crecimiento productivo, tecnológico y de servicios, lo cual los hace manejar con eficacia sus deudas. Hacen crecer sus economías con capital ajeno.

Singapur, por ejemplo, es un caso que llama la atención. Su deuda pública representa el 162.5% de su PIB. Aun así, su calificación crediticia por parte de las instituciones financieras internacionales es excelente (AAA). ¿Por qué? Sencillo: ellos solo pueden pedir prestado para invertir y no para gastar (así lo marca su Constitución). Es decir, lo que piden prestado lo usan para crear tecnología, carreteas, generación de energías renovables, empleos, etcétera. No lo usan para gastarlo y mucho menos para repartirlo entre la población con programas sociales.

 

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