El Ave de las Tempestades 2 | ¡Otra vez!

 



Austin, TX. Noviembre del 2001.

Me acabo de tomar la segunda bohemia oscura de un tirón. Sin pausas. Me urge ponerme a tono para la siguiente bailarina. Se llama Priscilla y dicen que baila como una diosa. A mis treinta y dos años conozco bien mis límites, se que dos cervezas oscuras de golpe me dan el estado perfecto para apreciar en plenitud el arte escénico de una bella mujer bailando en la pista.

Se vuelven a apagar las luces, el escenario se satura de hielo seco, se encienden discretos focos multicolores, y por el megáfono se escucha una voz de locutor anunciando el momento esperado:

—And now, ladies and gentlemen, from Copacabana Rio de Janeiro, please welcome…¡Priscilla!

Se abre una escotilla del techo y aparece la inmortal Priscilla. Reina de reinas. Desciende lentamente por el tubo y justo cuando sus pies pisan el escenario, se escuchan los primeros acordes del nuevo éxito de Shakira: Whenever, wherever. En México ya está pegando, pero en español.

Es una noche de viernes, estoy en Austin, TX con mis compañeros gringos del corporativo. He viajado desde Matamoros con mi jefe Douglas y mi compañero Ricardo a una revisión de resultados financieros con los jefes de la empresa. Nos fue mas o menos…mal. A mi jefe le exigieron más productividad y a mí me pusieron una meta más agresiva para los niveles del inventario, y me pidieron que resuelva ya los problemas de embarques a tiempo. Intenté defenderme argumentando que Calidad me rechazaba el producto justo antes de embarcarse, pero a los jefazos les valió un pepino mi excusa. Fix it! Dijeron.

A mi compañero Ricardo no le pidieron nada, ni siquiera expuso. Es el flamante gerente de ingeniería y nomás vino a hacerse pendejo y a tomarse todo el alcohol de la barra. A los de ingeniería nunca les piden nada en estas reuniones.

Es una noche de viernes y todos estamos celebrando en un antro de table dance de alta categoría. Oscar, you´re going to love this place, only VIP man! dijo Mark Herzer, el director general de ventas y marketing del corporativo. Pisto, buena cena, y un espectáculo de primer nivel… todo financiado por el buen Mark.

¿Qué más puedo pedir?

El baile de Priscilla es una copia perfecta de la rutina de Shakira. El lugar, aunque discreto y elegante, transpira sensualidad en cada movimiento de cintura y quiebre de caderas. Esta brasileña nos está volviendo locos a todos.

Sentada junto a mí, una de las bailarinas nos acompaña bebiendo algo que parece vino espumoso. Es gringa. Me dijo su nombre pero no la escuché bien. Se inclina hacia mi y me susurra algo al oído:

—Are you having a good time baby? / ¿Te estas divirtiendo papi?

—Absolutely! / ¡Definitivamente! —respondo sin dejar de observar a Priscilla.

—Absolutely yes? Or absolutely no? —me vuelve a preguntar con una amplia sonrisa— ¿Definitivamente sí? O ¿Definitivamente no?

—I´m having a great time, thanks for asking. There is only one thing that gets me mad. / Me la estoy pasando bien gracias, solo hay algo que me tiene incómodo.

 Y le explico la razón de mi incomodidad. Le digo que todo esto es fabuloso pero no se si en la otra vida también existan espectáculos como este. Y de inmediato me doy cuenta de mi estupidez. Que comentario tan excéntrico el mío. ¿A quien se le ocurre pensar en la otra vida justo en este momento? La respuesta es más que obvia… a mí.

La joven sonríe de nuevo, me acaricia el pelo con sus uñas, y me responde que eso depende:

—If you behave well in life, then you go to heaven… in heaven there are no places like this. / Si te portas bien en la vida, te vas al cielo…y en el cielo no hay lugares como este.

Y cierra su sabio comentario diciendo:

—On the other hand, if you behave bad in life, then you go to hell… and believe me, in hell there are plenty of places like this / Por otro lado, si te portas mal en la vida, entonces te vas al infierno y allí si que hay lugares como este.

Volteo a verla sorprendido y ella estalla en una carcajada.

Ambos brindamos por esa gran respuesta. Yo con mi bohemia oscura, y ella con su bebida espumosa.

De pronto, Ricardo y Mark se me acercan para hacerme una pregunta.

Ricardo está intentando explicarle algo a Mark pero no puede. En parte porque su inglés es muy limitado y en parte por la media botella de tequila que se ha tomado con puros shots.

Mark sacó un momento su billetera para hacer pagos y a Ricardo le ha impresionado lo abultada que está. Traía como cien billetes de cien dólares cada uno, apretujados, como queriendo salirse para continuar la fiesta. Ricardo se esfuerza por explicarle algo pero Mark no le entiende.

Solución: interrumpamos al pendejo de Oscar que se la está pasando a todo dar con la gringa.

—Nomás quiero que le digas a Mark que con todo ese dinero que trae en la cartera, en México el sería un rey. ¿Te imaginas si estuviéramos en El Paradise? ¡Cuántos privados alcanzaríamos con todo ese dinero güey! ¡Dile! ¡Dile!

¿Es neta pinche Ricardo? ¡No mames! ¿El Paradise? ¡Que corriente! Y que impertinente.

Con un par de frases le explico a Mark lo que Ricardo quiere que sepa. Mark lo ha entendido todo y sus ojos se encienden con un brillo siniestro. El alcohol y el ambiente embrujado de los antros pueden transformar hasta al más prudente…y Mark no es precisamente un ejemplo de prudencia.

Es un tipo sagaz, audaz, intrépido, excelente negociador, combativo y al mismo tiempo justo y equitativo con las personas. A mi me ha apoyado en la empresa. Gracias a sus intervenciones pude llegar más rápido al puesto en el que estoy. Ha gestionado, junto con otros, para que realice viajes de aprendizaje en las plantas del corporativo diseminadas en la unión americana. Y todo sin reportar directamente con él. Tiene una gran rivalidad con mi jefe pero eso no le ha impedido ser justo y amable conmigo. Esta noche el está financiando todo en este antro de lujo.

Pero el alcohol desinhibe y libera espíritus chocarreros, sin respetar razas, credos ni clases sociales.

Mark ha sacado de nuevo su billetera. Sobre la mesa ha puesto varios billetes de cien dólares y una de sus tarjetas corporativas: la American Express.

Y entonces, viendo fijamente a Ricardo, pregunta:

—What can I get with this money in Mexico? / ¿Qué puedo conseguir con este dinero en México?

Ricardo ha entendido la pregunta y balbucea una respuesta. Pero Mark lanza nuevamente la pregunta…con modificaciones.

—Can I get your wife? How much for one night with your wife? / ¿Me alcanza para tener a tu esposa? ¿Cuánto por una noche con tu esposa?

 

El Ave de las Tempestades…y el Cruz Azul ¡Otra vez!

La anterior es una historia completamente verídica. Ocurrió en tiempo y forma, en las fechas indicadas. Lo único que cambié fueron los nombres. El final de la historia la contaré en otro artículo para no extender más este.

¿Por qué la cuento?

Esta es una de esas historias que no tenía planeado escribir jamás. ¿Para qué? No le veía el caso contarla. Fue un momento desafortunado que hasta la borrachera se me quitó. Estoy convencido de que hay anécdotas que es mejor olvidar.

Pero lo que está ocurriendo en las redes me hizo revivirla.

El Cruz Azul y su fanaticada se volvieron a ilusionar.

Volvieron a ejercer su digno y real derecho de soñar que eliminaban al América.

Ganaron el primer juego y todo se perfilaba para un triunfo avasallador (yo realmente creí que esta vez sí eliminaban a las Águilas, con todo y el maguito). Mandaron hacer camisetas con leyendas como “Tomen Wilos” “Pajarracos malolientes” “Pollos maiceados” y hasta una muy cursi: “El que ríe al último ríe mejor”.

Y está bien. Es su derecho y es su dinero.

Lamentablemente perdieron…y fieles a su estilo, algunos no aceptan la derrota.

El trending topic es:

#KevinCuantoTePagaron.

La falta de Kevin Mier, portero del Cruz Azul y que provocó el primer gol del América, la vieron hasta los más fanáticos del Cruz Azul. No la niegan, tampoco culpan al árbitro.

Ahora el enemigo está dentro de las mismas filas cruzazulinas: es el Kevin.

“investiguen la cuenta bancaria de Kevin, no solo suelta el balón, se da la vuelta y se lo entrega al búfalo”.

“yo lo dije desde el principio, esto ya estaba pactado”.

“esto está arreglado, se les estaba saliendo del libreto y Mier se vendió, más claro no podría ser”.

“también revisen las cuentas bancarias del entrenador y de Rotondi, no es posible que hayan salido a jugar así en una final ¡en una final!”.

“Azcárraga y sus gallinas son la vergüenza mundial del futbol mexicano. Las gallinas no saben ganar honestamente, siempre compran, y el Cruz Azul que se vende”.

“tenemos un nuevo judas iscariote en el azul: el Kevin”.

La situación se está saliendo de control al grado que están planeando nombrar una comitiva para llevar el caso a la conferencia mañanera del pueblo. Tal cual, quieren poner su queja ante la Presidenta, como si la doctora no tuviera problemas complejos que resolver. Es que todo esto está muuuuuy sospechoso, dicen con el llanto contenido.

También planean acusar formalmente al Kevin y al equipo con Gianni Infantino, el actual presidente de la FIFA. Si este no les hace caso, van a apelar en la Corte Internacional de Justicia de la Haya. El América no puede salirse con la suya siempre.

 

How much for one night with your wife? Le preguntaron a Ricardo. (¿Cuánto por una noche con tu esposa?).

How much for giving us a penalty? Le preguntaron a Kevin Mier. (¿Cuánto por regalarnos un penal?).

 

Si el América le gana al Toluca, ¿Qué nuevas preguntas surgirán?

 


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