Ocurrió hace 80 años | Un día para recordar.

 



Un día como hoy hace ochenta años, la humanidad se vio liberada de un flagelo que la carcomió hasta el punto de la extinción en vastas zonas del territorio europeo. Muerte, destrucción, humillación, e infinitas situaciones de injusticia llevaron al mundo al borde del colapso.

Para muchos, para millones de seres humanos, no hubo una segunda oportunidad. Perecieron en el fuego de la ignominia, bajo la aplastante indiferencia de hombres y mujeres que cayeron en lo más bajo de la condición humana, que se convirtieron en auténticos monstruos, y que como tales, cometieron las peores atrocidades en nombre de un ideal y de su líder.

El 7 de mayo de 1945 se celebró la rendición de Alemania. Este hecho, que marcó el final de la Segunda Guerra Mundial en Europa, tuvo lugar en la ciudad de Reims, en el noreste de Francia, en el cuartel general del comandante supremo aliado, el general estadounidense Dwight D. Eisenhower.

En una pequeña sala, donde el aire estaba cargado de tensión y expectativa, se reunieron los representantes de los dos bandos enfrentados. Por parte de Alemania, el coronel general Alfred Jodl, jefe del Estado Mayor de la Wehrmacht, se sentó en la mesa de negociaciones. Su rostro, marcado por la resignación y el desasosiego, reflejaba el peso de la culpa y la derrota. Jodl representaba a un régimen que había llevado a Europa a la destrucción y el caos.

Frente a él, los dignatarios aliados, firmes y resolutos, representaban la esperanza de un mundo nuevo. El general Walter Bedell Smith, jefe de Estado Mayor de Eisenhower, y el general Ivan Susloparov, representante del Alto Mando soviético, ocupaban sus lugares en la mesa. Junto a ellos, el general François Sevez, en representación de Francia, observaba con atención la culminación de un largo y arduo proceso de lucha y sacrificio.

La atmósfera en la sala era solemne y grave, como si las paredes mismas pudieran sentir el peso de la historia que se estaba escribiendo en ese momento. Con la firma del documento de rendición, se selló el fin de la conflagración que había costado la vida a millones de personas y había dejado cicatrices imborrables en el alma de la humanidad.

La rendición de Alemania no solo marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial, sino que también dejó profundos aprendizajes que la humanidad debe recordar y valorar. Este episodio histórico nos enseña sobre la fragilidad de la paz y la importancia de la cooperación internacional para mantenerla. La devastación y el sufrimiento ocasionados por el conflicto nos recuerdan la necesidad de resolver nuestras diferencias a través del diálogo y la diplomacia, evitando caer en la trampa del odio y la violencia.

La guerra dejó al descubierto la inmensa capacidad destructiva del ser humano, y también mostró la resiliencia y el valor de aquellos que lucharon por la libertad y la justicia. La conmemoración del fin de la Segunda Guerra Mundial es una oportunidad para honrar la memoria de las víctimas y celebrar la valentía de los héroes que defendieron los ideales de paz y democracia.

El fin de este conflicto nos invita a reflexionar sobre el poder de la voluntad y la determinación humana para construir un mundo mejor. La historia es un espejo en el que podemos ver nuestras fortalezas y nuestras debilidades, y aprender de ellas para no repetir los errores del pasado. Así, la rendición de Alemania el 7 de mayo de 1945 nos recuerda que, aunque el camino hacia la paz es largo y tortuoso, es una meta que vale la pena perseguir con firmeza y esperanza.

En las coyunturas geopolíticas mundiales de la actualidad, esta fecha debe servir para que los líderes del mundo reflexionen y valoren el inmenso regalo de la vida que hoy tenemos, y por el cual millones de seres humanos inocentes tuvieron que pagar con su propia vida. Que su sacrificio no quede en vano.

Feliz ochenta aniversario de la culminación de la Segunda Guerra Mundial en Europa. La rendición se firmó el 7 de mayo y entró en vigor en todo el territorio europeo a partir del 8 de mayo de 1945.


Comentarios

  1. “Nunca más la guerra” Papá León XIV.
    Excelente artículo Óscar, como siempre. Saludos. NN

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