Buen viaje amigo.


 

…”Ayer me preguntó por ti el periquito australiano al que regañabas cuando se portaba mal y después le pedías una canción para alegrarte el día”…

Ella te trajo a casa y desde el primer día nos hicimos grandes amigos. Estuviste cuando partió de este mundo, y con tu silencio me acompañaste más de lo que yo era capaz de entender.

Presenciaste el derrumbe completo y jamás reclamaste nada. Con tu presencia y ocurrencias caminaste codo a codo en los momentos más oscuros de la noche infernal.

Te adaptaste a la nueva realidad y juntos emprendimos el largo y escabroso camino de regreso. Nunca te fuiste. Nunca renunciaste. Nunca renegaste. Recibiste la luz del sol y de la luna sin exigir nada más que un poco de atención y camaradería.

Me enseñaste que el silencio también es grata compañía. En el crudo invierno y en las tardes sofocantes del largo verano, siempre ahí, siempre vivo, siempre dispuesto. Jamás te amedrentaste por los gatos que planearon mil veces tu captura. Jamás te alcanzaron.

Te escuché cantar junto a pichones y palomas que llegaban de visita y devoraban las semillas que accidentalmente caían de tu jaula. Siempre sospeché que lo hacías a propósito.

Hoy nuevamente me has dado una lección de vida.

Hoy nuevamente me has hecho recordar la lección más importante que un ser humano puede aprender.

Hoy me has hecho recordar que toda vida que inicia inevitablemente debe terminar.

Y lo has hecho muy a tu manera, en silencio, sin despedirte y bajo el manto protector de la noche matinal.

Buen viaje amigo.

Gracias por las risas y el silencio.

Gracias por el canto y los vuelos alocados,

Gracias por la eterna compañía.

Buen viaje amigo.


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