¡P u t @ z 0 s en el Senado! Carroña VS Coralito.
—Óyeme cabrón, ¿por qué me niegas
mi derecho a hablar en la tribuna? ¡Eh! ¡Eh! ¡Eh!
—¡Guarda silencio lacayo! ¡Impertinente!
¿Qué no ves que estoy cantando el himno?
—¡Me valen pura madre tu
cancioncita y tu pose de John Wayne! Conmigo no vas a poder. ¡A mi no me vas a
silenciar! Carroña de porquería.
—¿A quién le dices John Wayne
pendejo?
—Cuando quieras y donde quieras,
y como quieras. Tu y cuantos más, puto.
—Yo solito wey, yo solito te
madreo, tú a mí me la Pérez Prado con música de San Agustín. Nomás dame chance
de cantar el himno.
Los senadores Carroña y Coralito,
pertenecientes al Congreso de la Unión de la República del Quetzal, han hecho
un pacto de honorabilidad y han decidido cantar juntos el himno de su país. Una
tregua de 30 segundos, suficiente para tomar aire y empuñar las manos con
fuerza.
Carroña representa al partido en
el poder, el CUINO (Confederación Unida de Izquierdas Neoprogresistas
Organizadas), mientras que el senador Coralito es el líder supremo del PUAP
(Pendejos Unidos Al servicio del Pueblo). Ambos sostienen una lucha interna que
se remonta a décadas atrás. Cada uno desde su trinchera ideológica, han buscado
siempre servir a su nación de la mejor forma posible.
Esta noche, sin embargo, las
cosas se han salido de control; las formas se han dejado de lado, y las diferencias
solo tienen un cauce de salida: ¡P u t @ z 0 s en el Senado!
El senador Coralito posee una derecha
letal. Leyendas urbanas afirman que de un solo jab logró derribar un gorila que
se escapó del zoológico, poniendo a salvo a los espantados transeúntes. Eso lo
catapultó a lo más alto de la política de su país.
El senador Carroña, por su parte,
no oculta su mayor arma de ataque y defensa: su olor corporal. Resultado de una
política personal de no bañarse y no usar desodorante, el senador se ha ganado
a pulso el apodo de “el tres metros”. Es imposible acercarse a el a menos de
tres metros sin pagar funestas consecuencias.
El tiro está muy parejo.
Coralito tendrá que hacer un
movimiento muy rápido para entrar a la denominada zona hedionda, mantener la
respiración, lanzar su jab de derecha, y salir a tiempo sin recurrir a la
respiración de último segundo. No es fácil, pero se puede lograr.
Carroña por su parte está
tranquilo. Tiene una estrategia que mandará a Coralito a los confines de la
Cruz Roja sin necesidad de lanzar un solo golpe. Cuando el himno termine y
queden ambos cara a cara, Carroña planea levantar el ala izquierda de su brazo,
dejando expuesto el olor putrefacto de su axila. La clave está en hacerlo antes
de que su rival jale aire limpio.
El himno ha terminado…y la suerte
está echada.
¡Que gane el mejor!
PD: De último minuto ha llegado a
esta redacción la noticia de que en un país hermano se acaba de suscitar un evento
similar. Hacemos un llamado a la concordia y al diálogo permanente. El video
dice más que mil palabras.

Órale , que espectáculo ! Ni en la triple A 🫣🫠
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