La hora de la desaparición | La película.

 


Mi amiga Rosy, la española, me observó indignada y señalándome con el dedo índice dijo: una cosa es segura Oscar, ¡tu ya no vuelves a elegir ninguna película! ¡A partir de hoy, elegiremos siempre nosotras!

El detalle está en que yo no elegí la película… fue Madame Cabernet, duquesa de Aviñón y gran condesa de Cataluña.

Cuando le envié por WhatsApp las películas que había en cartelera, ella dijo ¡Esta mera! indicando “La hora de la desaparición”, un thriller tenso y con cierta carga de terror en el guion. Intenté persuadirla señalando que había otras películas más ligeras e incluso divertidas; intenté también advertirle que a Rosy no le gustan las de terror. La Madame se limitó a responder: por la española no te preocupes, ¡ella aguanta!

Fue una tarde rara, densa, cargada de emociones, reclamos, silencios aterradores…y muchas risas sin sentido. Junto al cine hay una tienda departamental donde venden chocolates del bienestar, de esos que son hechos solo para el pueblo bueno y sabio. Recité el mantra de la cuarta vertical y aceptaron venderme dos bolsitas de una versión para la tercera edad, bajos en calorías.

¡Ni así me perdonaron!

Media hora antes de entrar al cine, me encontré con las damas en cuestión en un quiosco de café italiano ubicado a veinte metros del cine. La española y la madame bebían chocolate Venchi en dos sendas tasas de porcelana, al más puro estilo fifí conservador. Junto a ellas, nuestra nueva amiga Mirna, persona muy gentil y agradable, sonreía y charlaba animadamente sobre una película que había visto recientemente. Una cinéfila consumada.

Mientras devoraba mi sándwich de jamón de pavo andaluz, pude recordarles una vez más sobre la película y su temática de terror (no habíamos comprado los boletos aun). Mirna incluso sugirió que podíamos entrar a ver una comedia. Pero la española y la madame, en un gesto de valentía y sin dejar de saborear su chocolate, hicieron un movimiento de manos como diciéndome nombre ya déjalo así, no hay pedo.

Y al final, el culpable soy yo…siempre yo.

Pero en fin, vamos a guardar el violín y a proceder con mi análisis.

La película cuenta una historia muy rara, de esas que no se ven a menudo, ni en la realidad ni en el cine. Trata sobre la misteriosa desaparición de un grupo de niños y niñas que durante la madrugada, a la misma hora, salen todos de sus casas corriendo con sus bracitos extendidos y se pierden en la oscuridad de la noche. Todos tienen algo en común: asisten al mismo colegio y están en el mismo grupo.

A partir de este suceso, la historia se cuenta con una secuencia no lineal. El director presenta los hechos organizados de manera cronológica inversa y los divide en capítulos. Esta técnica agrega suspenso a la historia; el espectador debe permanecer muy atento para no perderse. Conforme pasan los minutos, los capítulos se van entrelazando como un rompecabezas y a mitad de la película todo comienza a cobrar sentido.

Esta manera de contar historias me parece genial. Puede no gustarle a todos, pero eso no le quita lo original.

Los personajes por su parte se van revelando conforme avanzan los capítulos. Solo hay un personaje realmente aterrador y este se presenta al espectador como una persona que intenta parecer normal, hasta cálida y agradable. Con un poco de observación se puede percibir la inmensa maldad que por momentos se asoma por sus ojos y a través de su expresión corporal.

El ritmo de la película es lento al principio, pero está justificado en mi opinión. El director busca crear una atmósfera íntima entre las víctimas, sus familiares, y el espectador. Conforme se van develando los secretos el ritmo se torna un poco más rápido sin perder un ápice de intensidad.

El desenlace es quizá lo único que me quedó a deber. Las escenas grotescas aparecen al final de la película y esto, a título personal, afectó negativamente la estética y el refinamiento escénico observado al menos hasta la mitad de la película.

En conclusión, es una buena producción que pudo ser mejor si no hubiera sido por las escenas dantescas con las que el director quiso cerrar la historia. Si eres aficionado al cine de terror extremo, definitivamente no es para ti. Esta es una obra de gran suspenso, drama, y algo de terror con un desenlace muy violento.

Si tienes tiempo, ve a verla. Vale la pena. El reparto y sus actuaciones son de primer nivel: Josh Brolin, Julia Garner y Amy Madigan como protagonistas adultos, y el niño Cary Christopher, quien logra una actuación muy convincente. Todos dirigidos por el gran Zach Cregger.


Comentarios

  1. Muy linda descrpción para la película tan fantasiosa, ay si a poco me voy a chupar el ded. No te digo quién soy, pero o que se desaparecen quien sabe cuantos huercos y los padres siguen su vida normal, el trabajo, la casa, cena, desayuno, clases, etc. por supuesto que no:
    cierro calles, el pueblillo entero no sale nadie, no entra nadie, busco casa por casa, que vengan soldados, marinos, guardia nacional, etc. a la primera de cambios tumbo la puerta de la bruja pelona.
    El director se piensa que hizo un peliculón, pero los espectadores nos damos cienta que eso no es posible....falso de toda falsedad
    No te digo quién soy, porque debes de saber quién soy.

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