3I/ATLAS – El visitante imposible | Crónica de un viaje interestelar.

 


Un día cualquiera —como suelen comenzar las historias que trastocan el orden del mundo— los telescopios del sistema ATLAS en Chile descubrieron un viajero. No era un cometa cualquiera, sino un forastero con pasaporte interestelar: 3I/ATLAS, tercer objeto venido de más allá de nuestro Sol. Desde entonces, la comunidad científica se debate entre la admiración y la sospecha, como si el cielo hubiera arrojado una adivinanza imposible.

En la Universidad de Harvard, el astrofísico Avi Loeb, director del Galileo Project, ha levantado la ceja y la voz. Para él, 3I/ATLAS no es un simple trozo de hielo y polvo. Sus argumentos, que parecen salidos de un cuento de ciencia ficción, se apoyan en datos duros:

  • Órbita improbable: el objeto se desliza con una alineación casi perfecta con el plano de los planetas, como si alguien hubiera calculado su ruta con regla y compás. Eso es completamente atípico en un cometa “normal”.
  • Composición sospechosa: emite níquel tetracarbonilo, un compuesto que en la Tierra solo conocemos por la industria humana. Es decir, no se encuentra en la naturaleza, es fabricado pues.
  • La antítesis del cometa: en lugar de huir del Sol con su cola, 3I/ATLAS le apunta un chorro de polvo en dirección contraria, como si desafiara las leyes de la naturaleza. La estela que deja un cometa normal siempre va en la parte trasera, en el 3I/ATLAS la estela apunta hacia adelante.
  • Gigante veloz: con hasta 5 kilómetros de diámetro y más de 220,000 km/h de velocidad, es un coloso que rompe las escalas conocidas.

Loeb, con la audacia de quien prefiere la herejía a la rutina, se atreve a preguntar: ¿y si no es un cometa, sino un artefacto interestelar? ¿Y si este visitante es, en realidad, un mensaje cifrado de otra inteligencia?

Pero la ciencia, como buen juez, suele desconfiar de los testigos demasiado entusiastas. La mayoría de los astrónomos —desde la NASA hasta el Observatorio Europeo Austral— prefieren una explicación más sobria:

  • No hay pruebas directas de tecnología: ningún destello metálico, ninguna señal de radio, ninguna maniobra que delate intención.
  • Existen alternativas naturales: podría ser un fragmento de geología exoplanetaria, una roca expulsada de un sistema lejano, con una química extraña pero no imposible. Este cometa es interestelar, es decir, no procede de nuestro vecindario cósmico. Procede de una zona desconocida, probablemente de otras galaxias.
  • El precedente de ʻOumuamua: aquel otro visitante también fue acusado de “nave alienígena”, y al final quedó como un objeto natural con rarezas difíciles de explicar. A diferencia de cometas como el Halley el cual pasa por la tierra cada 76 años, el 3I/ATLAS no volverá a pasar jamás por nuestro sistema solar. Al menos no durante los próximos miles de millones de años.

Para ellos, 3I/ATLAS es un cometa extraordinario, sí, pero no un emisario de civilizaciones ocultas.

 

Epílogo – el misterio como herencia.

Y sin embargo, más allá de la disputa, queda la certeza de que este viajero jamás volverá. Pasará cerca del Sol a finales de octubre y después se perderá en la oscuridad del cosmos, con rumbo desconocido.

Quizá sea un fósil cósmico, quizá un artefacto disfrazado. Lo cierto es que su paso nos recuerda que el universo es un libro que apenas hojeamos, lleno de páginas en blanco y de signos que no sabemos leer.

El 3I/ATLAS, con su cola invertida y su química imposible, es una invitación a la humildad: a reconocer que aún no sabemos qué historias guardan las estrellas, ni qué viajeros nos observan desde la penumbra.

Quiero aprovechar este espacio para dejarles un mensaje a todos mis contactos, familiares y amigos: si por alguna locura cósmica el 3I/ATLAS resulta ser la nave de una avanzada civilización alienígena y deciden invadirnos, y por eso ya no volvemos a leernos en esta vida, quiero que recuerden que fue un verdadero placer compartir el viaje terrícola con ustedes. Cada momento valió la pena.

Y si alguien todavía se siente culpable porque nunca le dio like a mis artículos, no se preocupe: ya están perdonados por anticipado, hasta los alienígenas entenderán que el algoritmo nunca estuvo de mi lado.

Tengan también la certeza de que, al igual que el legendario Máximo Décimo Meridio (comandante de las legiones Félix de los ejércitos romanos del norte), yo también lucharé contra los alienígenas hasta el último aliento que me quede de vida, y juro vengarme de todos ellos en esta vida y en la que sigue.

Y si al final resulta que es solo un cometa y no el Uber intergaláctico de los extraterrestres, entonces prometo convocar a una megapeda multitudinaria de la que se hablará por décadas, y todos ustedes, familiares y amigos, estarán conmigo en primera fila, celebrando y bebiendo de tal forma que hasta los habitantes de Júpiter y Saturno querrán darse un rondín por la tierra y tomarse un pisto con la raza.

 

Posdata:

Siento una enorme responsabilidad moral de compartir con ustedes el único método eficaz para combatir cuerpo a cuerpo a un alienígena en caso de que entren a sus casas. Este método ya fue probado y es el único del que se tiene información. Lo comparto con ustedes por si lo llegan a necesitar.



 


Comentarios

  1. y si solo tengo balón de fútbol?

    ResponderBorrar
  2. 🤣🤣me encantó el epílogo 🤣🤣

    Muy buen artículo Oscar! Excelente información...seguiremos al pendiente del curso de ese visitante cósmico 👍

    Por cierto, esa película que comentas en la posdata, en su momento me aterrorizo 😱

    ResponderBorrar

Publicar un comentario