Tragedia en el Pueblo.
![Imagen](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNdpwbcoL02piD3SDYsR9lbEQErcKMZICq-kxI-6NRt6GcP-_fGdklooQ1pc2ro0LFuVBrAn5-5A4sigXX7kI1UtJDu0F8y3wqsOwrFov-hRLTDZ1dbPFA2raOSi6bxw_Kzn5TCr281IO3VkkcCeakatw6g0stlZ4JjNYcJ61yQvmoU87ooTpbsRiRRng/w400-h400/Two%20men%20in%20black%20in%20town%2002.jpg)
Palmillas, Tamaulipas. Invierno de 1962. Tirso Ramírez agonizaba recargado sobre una pared de concreto en medio de un charco de sangre; había recibido ocho balazos de pistola calibre 9 milímetros. Dos de ellos le despedazaron el hígado, uno le perforó el pulmón derecho, y el resto de las balas se incrustaron en su pecho y estómago. Moribundo y con los ojos entrecerrados, sostenía con dificultad la 38 Super que le había regalado uno de sus hermanos mayores. Esa noche perdía la vida teniendo apenas veintidós años, pero no se iba solo. Había logrado matar a dos de sus enemigos antes de ser acribillado por un tercero que solo dio la cara mientras colocaba un nuevo cargador en su pistola. Ante el asombro de los presentes, Tirso se negaba a soltar el arma. Su padre y hermanos habían mandado traer al párroco del pueblo para otorgarle los santos oleos, pero este se negaba a acercarse mientras no entregara el arma. Después de varios intentos y ante el temor de que el moribundo se fu