Crónica de una desilusión.

Ciudad Victoria, Tamaulipas. Era un viernes 2 de junio de 1978. El reloj marcaba las 4:30pm. Faltaban 15 minutos para el inicio del partido entre la selección mexicana de futbol que hacía su presentación en el mundial de Argentina. El rival era un país cuyo nombre nunca había escuchado antes. Solo sabía que estaba en África y eso me daba mucha tranquilidad. En mi mente infantil de 9 años imaginaba a unos negritos corriendo como locos detrás de un balón dominado en su totalidad por la poderosa escuadra mexicana. Desde el día que inició el mundial, los comentaristas de televisión habían dado su pronóstico: a Túnez lo vamos a golear 4-0, y con suerte hasta el quinto en una jugada a balón parado. Después enfrentaríamos a la poderosa campeona del mundo: Alemania. Contra Alemania los pronósticos eran más reservados: un empate, decían los comentaristas. Y el tercer partido sería solo de trámite contra una Polonia que nadie sabía si realmente jugaban. A Polonia le vamos a meter 3...