Catrina | Entre la elegancia y la eternidad.
Noviembre llegó y con él las celebraciones del día de muertos en todo el territorio de la república mexicana. Ha comenzado el interminable ciclo que año tras año abre los portales místicos que conectan nuestra realidad material con el más allá. Creyentes y no creyentes acuden a la cita, unidos por una tradición que funde las cosmovisiones de dos mundos: el hispánico católico y el de los pueblos originarios. Bajo este marco de fiesta y folclor, las catrinas aparecen en escena y lo hacen partiendo plaza. Mujeres de todas las edades salen a la calle, a sus trabajos, a sus escuelas y a los desfiles, vestidas a la usanza de la época porfirista, portando elegantes vestidos de algodón, satín y charmeuse, con estampados multicolores, sombreros de gamuza adornados con rosas y claveles, guantes alusivos, y los rostros pintados de calavera . Son, por derecho propio, verdaderas obras de arte en movimiento. La Catrina proyecta elegancia, belleza, teatralidad y enigma; y al mismo tiempo ...