El Terapeuta II
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En Terapia de Shock. |
—Algunas de esas jóvenes se
excitan tan solo con verme —dijo calmadamente Jayubín— lo se por la forma en
que me miran.
—¿De que manera te miran?
—preguntó el terapeuta.
—¿Cuántos años tienes? Debes andar
por los cincuenta, tal vez un poco más, cincuenta y cinco años aproximadamente.
No puedo creer que no entiendas lo que te estoy diciendo.
—Mi edad y mis vivencias
personales son irrelevantes en esta sesión. Te pregunto de nuevo, ¿de qué
manera te miran y como sabes que lo hacen con deseo? ¿alguna vez te han
insinuado algo?
—No solo lo sé, estoy seguro de
ello. Algunas incluso se tocan cuando piensan en mí, lo se.
El terapeuta echó un vistazo a
sus apuntes hechos a mano en su libreta. Estaba ya en la quinta sesión:
“arrogante,
auto enaltecimiento, centrado en sí mismo, necesita ser el centro de atención, ansiedad
en el desarrollo de relaciones personales, sentimientos de grandeza, absorto en
fantasías de belleza y poder, se cree especial y único, necesidad excesiva de
admiración.
Muy pronto
para establecer un pre diagnóstico pero todo apunta a un cuadro típico de X08JUL99J###”
La última palabra la había
borrado tan pronto como terminó de escribirla. No estaba seguro aún.
—Te puedo asegurar que dos de
ellas piensan en mí cuando están en la intimidad con sus parejas. Lo necesitan
para poder terminar.
El terapeuta volvió a leer sus apuntes.
Esta vez buscó en la ficha clínica. La ficha es un documento donde se recopilan
los datos generales del paciente, y el motivo específico de la consulta. Pudo
leer con claridad: Edad 61 años.
—Explícame por favor de nuevo, ¿cómo
conociste a estas jóvenes?
—Trabajan en un restaurante al
que suelo ir a cenar al menos dos veces por semana. Llevo años comiendo ahí,
pero de unos meses a la fecha, el asedio se ha vuelto muy intenso. Desde que
llego, ya me están mirando.
—¿Qué edades tienen aproximadamente?
—Estimo que andan por los veintidós
a veinticinco años.
—Son muy jóvenes, ¿alguna de
ellas ha intentado algo más directo? ¿alguna te ha insinuado algo abiertamente?
—Les da pena. Tienen miedo de que
yo las rechace.
—Claro, comprendo. ¿has intentado
tu hacer algún acercamiento o aclarar las cosas?
—¡No! Yo no tengo nada que
aclarar. Son ellas las que están en ese dilema.
—Y tu ¿las encuentras atractivas?
Jayubín Barakaldo se quedó
pensativo. No esperaba una pregunta así. Desvió la mirada hacia el techo y
respondió que no.
—¿Ninguna de ellas te parece
atractiva? —insistió el terapeuta.
—Una o dos de ellas quizá estén mas
o menos guapas, pero no tienen estudios de maestría.
—Ah claro, ya recuerdo. Eso lo
anoté en las hojas de la primera sesión, déjame ver, lo tengo por aquí ¡Aquí
esta! Para entablar una relación seria, la chica en cuestión debe tener
estudios de maestría y dominar el inglés.
—Es correcto —exclamó Jayubín
aliviado.
—Considerando que son muy jóvenes,
las probabilidades de que tengan estudios de posgrado son muy bajas. ¿Cómo te
hace sentir eso? ¿te tranquiliza?
—Me da lo mismo.
—Lo que aun no me has explicado
es como haces para saber todo eso.
—Todo eso ¿de qué?
—¿Cómo sabes que las chicas
piensan en ti cuando están en la intimidad con sus parejas? Entiendo lo de las
miradas, eso nos lleva a considerar posibilidades, puede ser que haya interés,
puede ser que no. Pero tener la certeza de que ellas se tocan mientras piensan
en ti, y que algunas logran sus orgasmos solo cuando piensan en ti, eso ya es
otra cosa. ¿Estás de acuerdo?
Jayubín no respondió. Desvió la
mirada nuevamente al techo sin decir nada.
—Perdón que insista, pero es
necesario establecer una base sólida y lógica para sustentar una convicción como
esa. A menos que alguna de ellas te lo haya confesado, que no es el caso según
mis apuntes, todo eso necesita ser validado y verificado. ¿Me entiendes? De otro
modo, cabe la posibilidad de que estemos generando una serie de ideas o
creencias que no tienen una relación directa con la realidad. ¿Me comprendes
Jayubín?
Jayubín seguía viendo hacia el
techo. No respondió.
El terapeuta garabateó algo en
sus apuntes: expectativas no razonables de tratamiento favorable,
cumplimiento automático de expectativas, arrogancia. Todo apunta definitivamente
a un caso sólido de…
—¡Está en la sangre! —exclamó con
fuerza Jayubín.
—¿Perdón? ¿Cómo fue?
—Dije que está en la sangre. Todo
está en la sangre.
El terapeuta colocó su libreta en
el escritorio, lo miró fijamente a los ojos, y le pidió que continuara:
—En este mundo existen dos tipos
de seres humanos. Los que son de origen terrícola, y los que venimos de las
Pléyades, de origen alienígena.
Jayubín lo miró retadoramente y
el terapeuta le pidió que continuara. Cuéntamelo todo le dijo.
—Somos dos tipos de humanos viviendo
en el planeta. Los de origen terrícola, descienden directamente de un tipo de
mono ya extinto. Y los que llegamos del espacio, que somos resultado de una hibridación
genética realizada hace siete mil años por una raza alienígena que combinó su ADN
con el de los humanos que ya existían. El resultado: dos especies de humanos.
La forma de saberlo es muy sencilla, un simple examen de sangre te dice a que
especie perteneces. Si eres RH Positivo, entonces eres humano terrícola,
descendiente del mono. Si eres RH Negativo, entonces eres un humano híbrido,
mezcla de humano terrícola con ADN alienígena. ¡Yo soy RH Negativo!
—Ya veo —respondió el Terapeuta.
—Y si te estas preguntando —agregó
Jayubín— qué tiene todo esto que ver con lo que te he contado de las chicas, la
respuesta es muy sencilla. Los RH Negativos tenemos capacidades mentales y
espirituales diferentes, superiores. Tenemos la capacidad de abrir portales,
descargar energía cósmica, entablar contacto con seres de otras galaxias, y
podemos, bajo ciertas rutinas de hipnosis, regresar al pasado y saber lo que la
gente piensa o dice de nosotros. Así es como me he enterado de lo que piensan y
sienten estas chicas por mí.
El terapeuta tomo sus apuntes y
tachó discretamente todo lo que tenía anotado. Tendría que comenzar de nuevo.
El reloj marcaba ya las ocho en punto de la noche. La sesión había llegado a su
fin.
—Vamos a continuar la próxima
semana Jayubín.
—Seguro. Aquí te veo el próximo miércoles
a la misma hora.
El terapeuta llamó a Isis, su secretaria,
y le pidió que lo comunicara de manera urgente con Dionisio Mercadante, su asesor
de tesis de doctorado y actual director del Hospital Psiquiátrico Regional.
—Dile por favor que me urge hablar
con él. Necesito hablar con él.
Personalidad Narcisista y esquizoide.
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