La flotilla queer | ¿Sumud o sumidos en el drama?

 


La Global Sumud Flotilla, autodenominada como el emblema flotante de la resiliencia y la diversidad, zarpa con más turbulencia interna que oleaje en alta mar. Si usted pensaba que era difícil organizar una fiesta sorpresa, espere a conocer el culebrón de activistas, líderes destituidos y renuncias dramáticas que componen este viaje. ¿Relevancia? Bueno, en épocas donde la noticia más fresca viene en forma de memes, la flotilla Sumud promete convertirse en el chisme internacional del mes.

El objetivo original de la flotilla Sumud era claro (o al menos eso parece en sus comunicados): llevar ayuda y solidaridad a quienes lo necesitan, promoviendo la paz, la justicia y, por supuesto, el hashtag #SumudPorLaPaz. Pero en la práctica, los propósitos han ido variando según la tormenta interna, desde reivindicar derechos humanos hasta asegurar que nadie se quede sin su selfie con pancarta. La misión ha sido tan reconfigurada que algunos sospechan que el verdadero propósito es ver quién aguanta más sin renunciar.

La flotilla Sumud se gestó entre reuniones maratónicas, cafés fríos y discusiones acaloradas en algún puerto que todavía está esperando ser mencionado en sus redes sociales. Finalmente, la fecha de salida quedó fijada para finales de agosto con delegaciones de más de 40 países. Justo a tiempo para que los astros alinearan su energía y los memes comenzaran a circular.

Si por fuera la flotilla parece una postal de unidad y lucha, por dentro es una telenovela en horario estelar. Los conflictos han sido tan variopintos como los colores de las banderas que ondean en la cubierta. Desde discusiones sobre el menú vegano hasta debates sobre quién toma las decisiones, la tripulación ha demostrado que la convivencia es más difícil que cruzar el Atlántico en patineta. El ambiente es tan tenso que algunos optaron por cambiar de barco... antes de que el barco siquiera zarpara.

La líder de la pandilla, Greta Thunder, famosa por su apellido y por su capacidad para encender (y apagar) debates a velocidad de relámpago, fue destituida en un giro digno de reality show. ¿Motivos? Oficialmente, diferencias irreconciliables sobre la dirección del proyecto; extraoficialmente, el rumor dice que su playlist de reggaetón en la sala de mando fue la gota que derramó el vaso. La repercusión no tardó: memes, hilos de Twitter y, por supuesto, nuevas divisiones internas, porque en la flotilla Sumud nadie se va sin dejar su legado de polémica.

El drama alcanzó niveles épicos cuando algunos líderes musulmanes decidieron abandonar el barco (literal y metafóricamente) por la presencia visible de activistas LGBTQI+ en la flotilla. Las reacciones fueron tan diversas como los colores del arcoíris: unos lo vieron como una traición a los valores fundacionales, otros como una oportunidad para actualizar el logo y sumar trending topics. Las consecuencias fueron inmediatas: menos liderazgo, más protagonismo de las minorías y una nueva ronda de debates sobre si la próxima flotilla debería incluir terapia grupal en alta mar.

En un giro geopolítico de esta tragicomedia de quinta, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, no quiso quedarse fuera del foco. Sin previo aviso (y quizá sin mucho café), anunció que enviaría una flamante fragata militar para escoltar a la flotilla Sumud y protegerla de los supuestos drones israelíes que, según rumores, sobrevolaban la zona en busca de pancartas y banderas coloridas. El anuncio, recibido con una mezcla de risas y cejas levantadas, provocó una ola de memes que hicieron competencia a los propios problemas internos de la flotilla. Algunos opinan que la fragata servirá más para sacar fotos espectaculares al atardecer que para detener drones inexistentes. Pero eso sí, España quedó, al menos por un día, como la defensora oficial de la diversidad flotante.

La flotilla Sumud, en su travesía por aguas inciertas, parece estar más cerca de convertirse en serie cómica que en referente de lucha y solidaridad. Entre destituciones, renuncias y debates sobre el menú, el verdadero desafío será llegar a destino sin que la tripulación se convierta en una leyenda del meme. Lo único seguro: si la flotilla no logra cambiar el mundo, al menos nos deja una lección invaluable sobre lo que ocurre cuando mezclas idealismo, diversidad de género, pachanga con pisto y baile, islam radical, y una pizca de drama interno.

¡Buen viaje, flotilla queer!


Comentarios

  1. Justo lo has descrito como es: un reverendo hazme reír esa flotilla en todo el mundo. Se merecen todos lo memes en su honor 😅

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