Entradas

Mostrando las entradas de septiembre, 2023

Mi primera lección de inglés – Una historia familiar.

Imagen
  Cena de negocios. Austin, Texas. Estados Unidos de Norteamérica. Verano del 2001.   —¡Oscar! ¿How come you´re not drinking? ¿Where is your poison? —exclamó Tina Reeves visiblemente ebria. (Oscar, ¿por qué no estas tomando? ¿Dónde está tu bebida). Tomé mi vaso vacío y se lo mostré. Tina me rodeó con sus brazos, me plantó un beso en la mejilla, y se alejó gritando y bailando. El ambiente de esa noche era inmejorable. Estábamos en el restaurant bar del hotel Marriott ubicado en la zona centro de la ciudad de Austin, TX. Mi jefe Douglas y yo habíamos viajado desde la frontera de México, para la revisión mensual de resultados financieros de la maquiladora donde trabajábamos. En la mesa nos acompañaban Robert Bess, Louis Wade, Bennet Flanagan, Katrina Bilenkova, Joana Ormiston, Mary Carpenter, y Mark Herzer. Fue mi jefe Douglas el que sugirió una ronda de tequila para todos. Habíamos cenado y nos preparábamos para regresar a nuestras habitaciones. Just one shot guys, come on! (solo un shot

La chica de la minifalda azul.

Imagen
  En una quinceañera. Poza Rica Veracruz, México. Primavera de 1986.   Esa noche de sábado llegué tarde al evento. El salón de fiestas de la SUTERM del sindicato de trabajadores de la CFE estaba a reventar. Mientras esperaba afuera, me di una última revisada aprovechando el reflejo de mi imagen sobre los vidrios polarizados de la parte baja del recinto. Pantalón de vestir gris, camisa color beige oscuro de manga larga, mis zapatos impala color café recién boleados, y mi pelo recién cortado estilo militar. Tenía diecisiete años y me sentía capaz de comerme el mundo a pedazos. El que salió a recibirme fue Layo, el hijo menor de una prima hermana de mi madre. Nos saludamos y me indicó la escalera que llevaba al salón principal. —Allá están todos. Mi tía Pomposa y tus primos. Búscalos al fondo. Subí la escalera, me abrieron la puerta, y la primera impresión que tuve me dejó perplejo. Gente hermosa y elegante en las mesas, y niños corriendo a lo largo del recinto. A mi derecha, el grupo mus

Los empresarios - Una historia familiar.

Imagen
Sociedad Cooperativa en Palmillas, Tamaulipas. Palmillas, Tamaulipas. Otoño de 1950.   Capítulo 1.   —¡Aquí falta mercancía! ¡Nos están robando! —¿Pero quién? —¡Háblale a Enrique! ¡Que venga! Oscar salió corriendo de la casa de su abuela Elisa en busca de su hermano menor, Enrique. Las órdenes de Chuy se obedecían sin preguntar. Al pasar por la cocina, no se percató de la presencia de su padre, Praxedis Navarro, quien comía un asado de puerco con nopalitos, acompañado de aguamiel de maguey. Apenas se había dado tiempo para un taco. Tenía programados tres casamientos para esa misma tarde. Era el jefe del registro civil. —¡Muchacho cabrón! ¡No corras! —gritó Praxedis. —¡No le hables así a los muchachos! —replicó doña Elisa, su madre. —Usted los tiene así mamá. Malcriados y buenos para nada. ¿No escuchó lo que dijo Chuy? —Desde la mañana traen el argüende de una mercancía que se les perdió. Andan preocupados. Doña Elisa adoraba a sus nietos mayores, Chuy de trece años, Oscar de once y Enr

¿Cuánto es dos más dos? ¿Todavía crees que es cuatro? - Introducción

Imagen
¿Cuánto quiere usted que sea? Cuando inicié la carrera de Contador Público Auditor allá por el año 1987, era muy común escuchar esta pregunta en plan de broma:   ¿es usted contador? Entonces dígame ¿Cuánto es dos más dos? La respuesta correcta, si te preciabas de ser buen estudiante, era: ¿cuánto quiere usted que sea? El chiste se cuenta solo, pero solo lo entiende quien estudio contabilidad en esa época. Todos los registros contables y hojas de trabajo se realizaban a mano. El margen para cometer errores en las sumas era muy amplio. Los contadores experimentados, y los no tanto, solían resolver estos errores haciendo ligeros ajustes en las tablas. Le quito aquí y allá, y le agrego acá y acullá. Listo, todo cuadra nuevamente. La suma de los cargos es igual a la suma de los abonos, problema resuelto. Ese era el origen del chiste. Un contador era capaz de hacer que dos más dos fueran cinco. Este ensayo no trata sobre nada relacionado con el mundo contable. Es más bien la exploración de u

El Terapeuta – Parte III

Imagen
Un Arcángel. —Y la espada ¿cómo era? —Era de fuego y muy pesada. La empuñadora era de diamante con incrustaciones de zafiros, rubíes y aguamarinas. —¿Querrás decir, de oro con incrustaciones de diamantes y piedras preciosas? —¡No! La base era de diamante, uno inmenso, del tamaño de una mano gigante. Muy pesada, ningún ser humano la podía sostener. —Y el fuego ¿no te quemaba? —Para nada, era un fuego cósmico procedente del séptimo cielo. Un fuego invisible al ojo humano, pero muy visible para los demonios que zopiloteaban alrededor. —¡Ah! ¿Había demonios? —¡Miles! ¡Cientos de miles! —¿Y que querían o por qué estaban ahí? —¿Tu por qué crees? —No lo sé, yo no lo viví. —Estaban ahí para atacarlo, para hacerle daño. —¿Y tú misión era? —¡Protegerlo! El audio terminó y el terapeuta miró a su mentor esperando una retroalimentación. —Y bien ¿Qué opinas? —Cuéntame la historia de nuevo, desde el principio. Trata de no omitir ningún detalle. —replicó Dionisio Mercadante, director del Hospital Psiq

El Préstamo.

Imagen
Cortesía Pixabay-Geralt. Poza Rica, Veracruz. Primavera de 1980.   Ese día en la casa de Cheska, la gente lloraba su muerte.  Familiares y amigos se arremolinaban para derramar una última lágrima sobre su féretro. Este permanecía cerrado por disposición de la madre. Se había difundido el rumor de que su rostro había quedado con un rictus de angustia y dolor que no pudieron disimular con el maquillaje. Pregunté por su madre y me señalaron a una señora joven sentada al fondo. Con once años de edad, entre a la casa solo y con miedo para dar el pésame. Me había aprendido de memoria las palabras que mi abuelita Pompo me había enseñado.  Me llamo Oscar y le acompaño en su dolor. Solo eso hijo, ni una palabra más. La mamá de Cheska casi se desmaya cuando escuchó mi nombre.   Cheska era mi vecino. Vivía a una cuadra y media de mi casa, y desconozco si estudiaba o trabajaba. Tenía aproximadamente catorce años, era de complexión ligeramente robusta, de tez morena clara, pelo güero, labios grueso

El Robo - Una historia familiar.

Imagen
  El Robo. Palmillas, Tamaulipas. Otoño de 1950.   Doña Elisa Aguiar viuda de Navarro salió de la tienda de abarrotes con medio kilo de frijol, cien gramos de manteca de cerdo, una bolsa de arroz, y cuatro piezas de pan dulce. Estos últimos eran para sus nietos mayores. Don Santiago Castañón se ofreció ayudarle, pero ella lo rechazó. Con sesenta años recién cumplidos, aún tenía fuerzas para cargar su propio mandado. La distancia entre la tienda y su casa no excedía los doscientos metros. Llegó a su casa, acomodó el mandado en la alacena, y preparó café de olla para la merienda. En el patio se escuchaban los gritos y risas de sus dos nietos mayores, Chuy de trece años y Oscar de once. —Muchachos, vénganse a merendar. El café ya está servido. Les traje pan dulce. Los muchachos no hicieron caso al llamado. Estaban concentrados tratando de cazar codornices del nogal que se encontraba en el patio de los vecinos. Chuy disparaba con una resortera y Oscar le pasaba piedras. Un ra

Un día más en el paraíso – Una historia gerencial.

Imagen
Calidad y Productividad. Matamoros, Tamaulipas. México. Primavera del 2017.   Fernando Garza Olazarán salió furioso de su oficina. Su jefe inmediato, John Morgan, le había dado un ultimátum sobre un pedido de cliente. Uno que según John, tenía cuatro días de retraso. El cliente se había puesto en contacto con él durante la madrugada solo para informarle y exigirle que interviniera. Fernando, the order must ship today, regardless. I don´t want to hear more excuses. (Fernando, el producto se debe embarcar hoy, cueste lo que cueste. No quiero oír más excusas) Con apenas una semana en el puesto de gerente de planta, era la primera vez que recibía una reprimenda de su jefe. La luna de miel había terminado. Lo primero que hizo fue dirigirse al área de embarques. Eran apenas las 7:30am y la primera exportación a Brownsville salía a las 8am. —Esa orden no está en mi área jefe, aun no la recibo de producción— fue la respuesta de Elías Carpio, el supervisor general de embarques. Dio las gracias

Mi tío. El Coach Inspiracional – Parte I.

Imagen
Un coach inspiracional. Palmillas, Tamaulipas. México. Primavera de 1976. El portero despejó con todas sus fuerzas. Su objetivo era rebasar la media cancha y alcanzar al único delantero libre en zona rival. El balón llegó justo a sus pies y sin esperar más, comenzó a correr hacia la portería rival; iba solo. El defensa más próximo lo perseguía a unos cinco metros de distancia, pero este era lento y corría con dificultad por la enorme panza cervecera que cargaba. El ruido ensordecedor de voces gritando no dejaban escuchar al entrenador, quien se esforzaba por darle la última indicación. No se precipite mijo, vaya tranquilo, vaya, apunte bien, tiene tiempo, apunte bien, agarre ángulo, con calma. El portero se entregó antes de tiempo, apostó su carta por un disparo hacia la izquierda y se lanzó graciosamente con toda su inmensa humanidad. La portería estaba ahora libre, sin portero, sin defensas, y a unos diez metros del delantero que controlaba el balón con dificultad. Lo va a fallar , p